El Parque Nacional de Bundala, con casi 200 tipos de aves, es uno de los mejores sitios del país para la observación de aves. Durante el invierno, es un importante refugio de aves migratorias, de las que hay unas 50, por lo que es la época ideal para visitarlo ( entre sept/marzo). Fue declarado reserva de la biosfera en 2005.
En el parque se diferencian seis tipos de humedales y siete habitats diferentes. Podemos encontrar arbustos espinosos, pantanos, lagunas y dunas de arena dorada, que han conformado un lugar idóneo para dar refugio a multitud de especies.


Bundala es el destino perfecto para los amantes de la avifauna. Entre las aves que podemos encontrar, de las que mas de un centenar son acuáticas, destacan los flamencos, que llegan en bandadas, aunque nosotros no tuvimos la suerte de ver ninguno. Otras especies habituales son las águilas, pavos reales, el martín pescador, garzas, ibis, cormoranes o cigüeñas, entre otros.





Si lo que se desea es la observación de estos animales, es mejor hacer un safari por la mañana, que es cuando se encuentran más activos. Si se va a la tarde, hay más posibilidades de ver elefantes u otros mamíferos. Aunque hay que tener en cuenta, que para la observación de grandes animales, es mejor visitar otros parques, como el cercano Yala o Udawalawe. Otras especies a destacar que se encuentran dentro de este parque son los elefantes, monos (macacos y langures), lagartos, cocodrilos, chacales, ciervos o jabalís. Elefantes no es que haya muchos, así que volvemos a decir que hay más posibilidades de encontrárselos en otros parques. También hay posibilidades, aunque extremadamente remotas, de ver leopardos.



En esta zona el clima es seco, propio del sur del país, con pocas lluvias que tienden a acumularse en la época del monzón. Si bien, la tónica habitual suele ser un clima seco, lo que lo hace idóneo para visitarlo casi en cualquier época del año. La temperatura media es de dieciocho grados, aunque en primavera es un poco más alta. Si que hay que tener en cuenta que la humedad es bastante elevada, alcanzando el 80%. En el parque, encontramos cuatro lagos: Bundala, Embilikala, Malala y Koholankala.


Una de mejores cosas que tiene el parque nacional de Bundala es, que al estar tan cerca de Yala, pasa muy desapercibido, así que no mucha gente se acerca a visitarlo, por lo que es bastante probable que no veas ningún otro jeep en todo el safari, como nos pasó a nosotros. Si que es cierto que la mayor parte de los animales que vimos fueron aves, pero como buenos amantes de la fotografía, disfrutamos enormemente con la gran cantidad que vimos, y eso que no somos unos fanáticos de los pájaros. Salimos muy muy contentos.



El safari lo hicimos con la misma empresa con la que el día anterior fuimos a Yala, y también fue todo perfecto. El costo fue alrededor de 35 euros por cada uno, entrada y jeep privado incluido.
El horario de apertura del parque nacional de Bundala es de 6:00 a 18:00, siendo la última entrada a las 16:30.
Una de las anécdotas que tenemos de ese parque, es que, en uno de los caminos, nos encontramos con un elefante, aunque mas bien, éramos nosotros los invasores puesto que aquello es su casa. El guía detuvo el jeep en cuanto lo vió, a unos pocos metros de distancia. El elefante se plantó en medio del camino, dirigió su mirada hacia el coche, empezó a «advertirnos» para que nos fuéramos y comenzó a «correr» hacia el jeep. Nuestro conductor emprendió la marcha atrás tan rápido como pudo, hasta que el animal, tras unos pocos segundos, se detuvo y se retiró hacia la selva. Fue una experiencia muy curiosa el escuchar el sonido que salía del animal y el ruido de sus pisadas mientras se acercaba corriendo. No hay que olvidar que son animales salvajes.

Los pueblos de Tissamaharama, mas conocido como Tissa, y Hambantota, son el sitio perfecto como punto de partida para los safaris a Bundala, gracias a su proximidad al parque. Hambantota está más cerca del parque, pero Tissa es una ciudad más grande, por lo que hay mas oferta e infraestructuras. Es posible llegar a Tissa en bus desde ciudades como Ella y Mirissa. Otra opción, mas cara, es llegar a esos pueblos en taxi. Una vez allí, contratar el safari con el alojamiento o con una agencia local. Nosotros, al quedar tan encantados con la agencia del día anterior, volvimos con ellos. Una pena, pero no recordamos el nombre. Estábamos alojados en el Cinnamon Wild Yala, así que tampoco conocemos otros hoteles para recomendar,pero en booking hay muchas opciones.
Para los amantes de la fotografía, aconsejamos traer alguna lente tipo zoom, ya que vais a encontraros a multitud de aves. Prismáticos también es recomendable tener, aunque muchos jeeps los ponen a disposición de los clientes.

Éste fue nuestro cuarto y último safari en Sri Lanka, completamente diferente a los demás por el tipo de animales predominantes, pero igualmente salimos encantados y lo recomendamos. Los forofos de las aves encontrarán aquí un auténtico paraíso.