Tocaba continuar nuestro viaje por Indonesia,. Tras pasar un par de días en Manado ampliando el visado, decidimos ir a pasar unos días de buceo en Bunaken.
El Parque Nacional de Bunaken, declarado como tal 1991, y siendo uno de los primeros en Indonesia, es un parque marino situado al noroeste de Sulawesi, frente a la Bahía de Manado. Situado muy cerca del centro del Triángulo de Coral, alberga casi 400 especies diferentes de coral, así como 2000 de peces. Esto le convierten en una de las zonas de mayor biodiversidad del mundo. La inmensa mayoría del parque es hábitat marino, siendo solo el 3%, terrestre, incluyendo las cinco islas de Bunaken, Manado Tua, Mantehage, Nain y Siladen.
El parque es representativo de los ecosistemas acuáticos tropicales de Indonesia, formado por llanuras de pradera marina, arrecifes de coral y ecosistemas costeros.
Hay alrededor de 20 puntos de buceo, más de la mitad, alrededor de la isla de Bunaken, entre el sureste y el noroeste. En este área, hay grandes paredes submarinas, paredes de roca gigantes que se levantan verticalmente y se curvan hacia arriba.
Las corrientes oceánicas que pasan por Bunaken aseguran un constante suministro de nutrientes, que hace a su vez, que sea seguro la existencia de una gran cantidad de vida marina.
Desde pequeños nudibranquios, hasta los tiburones de arrecife, podremos encontrar una gran variedad de especies, algunas, muy raras, como el celacanto, un auténtico fósil viviente, el dugongo o el cachalote. Más habituales son los tiburones de punta negra, las rayas águila, peces mariposa, caballitos de mar, nudis, y, sobre todo, tortugas. Si eres un apasionado de estos animales, sin duda, éste es tu lugar. En algunas inmersiones se ven por docenas. Es muy fácil verlas también haciendo snorkel.
Sin duda, un lugar excepcional para la práctica del buceo.
Contenido
Cuando ir a bucear a Bunaken
A pesar de poder disfrutar del buceo durante todo el año, la mejor temporada para bucear aquí, va desde abril hasta octubre. De noviembre a finales de febrero, a veces hay lluvias y rachas de viento que levantan olas de hasta 2 metros, lo que dificulta la práctica del submarinismo.
En la temporada de lluvias, que es menos pronunciada que en el resto del país, la visibilidad, que de normal está entre los 20-35 metros, se reduce, si bien es cierto que está disminución es menor que en la Bahía de Manado.
Algunos meses son mejores que otros para ver determinadas especies. Para encontrar tiburones, junio. Julio para delfines y ballenas. En marzo y julio/ agosto, podremos ver cachalotes. Muchas criaturas están presentes durante todo el año, por lo que casi siempre encontrarás buen buceo en Bunaken.
La temperatura del agua permanece entre 27-30 grados.
Cómo llegar a Bunaken y moverse dentro de la isla.
Aunque existe la posibilidad de alojarse en los alrededores de Manado y desde allí, con un centro de buceo, desplazarse diariamente a Bunaken, es altamente recomendable alojarse en alguna de las islas.
La forma más habitual para llegar, en nuestro caso a la isla de Bunaken, es cogiendo un ferry desde el puerto de Manado. A fecha de nuestro viaje, octubre 2022, salía a las 14:00 horas, costaba 50.000 IDR, y el trayecto duraba alrededor de una hora. Para la vuelta, el ferry salía a las 9 de la mañana, aunque lo hizo bastante más tarde. Las horas de salida son aproximadas, se trata de estar en el barco y esperar.

Si se coge transporte privado, el precio es de 350.000 IDR/ 2 personas. Si se comparte con más gente, lógicamente, saldrá más barato.
Hay que decir que el puerto de Manado es de los peores sitios en los que estuvimos en Indonesia. Decenas de puestos de venta de pescado y comida, todos apiñados, preceden la entrada al mismo, y entre la basura que lo inunda todo, el agua estancada y el olor nauseabundo, hacen de este sitio, un lugar para «recordar».
La primera imagen que se ve de Bunaken es un volcán, y es una imagen que acompañará durante toda la estancia en la isla. Es un punto de referencia también en las inmersiones, es muy chulo salir a la superficie y ver el volcán tan imponente y tan cerca.
Hay que acordarse de avisar al alojamiento donde uno se vaya a quedar, de la hora de llegada, para que vayan a recogerte en lancha al puerto. A nosotros nos recogieron en moto, porque empezó a diluviar justo antes de llegar a Bunaken y era imposible que nos fueran a buscar por mar. El camino de tierra hasta el Panorama Backpacker, estaba bastante embarrado, y costó más tiempo de lo habitual llegar desde el puerto del pueblo, al alojamiento.

Para moverse dentro de la isla, todo depende de donde te alojes. Si estás en alguna playa alejada del pueblo, o no se pueda llegar caminando, tendrás que negociar para que te lleven en barca hasta allí si quieres dar una vuelta. Desde donde nosotros estábamos, se tardaban unos 45 minutos andando por un sendero hasta el pueblo.

Dónde alojarse para el buceo en Bunaken
Al ser una isla dedicada casi en exclusiva al buceo, la mayor parte de los alojamientos están enfocados hacía la práctica de este deporte. Muchos de ellos tienen centros de buceo asociados con los que los huéspedes realizan las inmersiones sin necesidad de desplazarse fuera.

Nosotros elegimos el Panorama Backpackers, que tenía unas buenas reseñas. Además, varios viajeros con los que habíamos coincidido hasta ahora en nuestra ruta por Indonesia, estaban allí alojados y nos lo recomendaron. Elegimos la opción intermedia, habitación sencilla, pero suficiente, y baño occidental con cadena. Cada dos habitaciones, se compartía una gran terraza, que disponía de hamacas. La opción más económica eran varias habitaciones seguidas que había justo al lado de la zona común, que compartían una terraza larga con alguna hamaca, pero con baño sin cadena.

Lo único «malo» que encontramos, es un empinado trozo de escaleras que lo separan de la playa. Por lo demás, altamente recomendable.
El alojamiento incluye las tres comidas diarias, por cierto, bastante buenas, servidas en varias mesas en la zona común. Hay posibilidad de refrescos y cerveza, que hay que pagar. Agua, café y té, a disposición del huésped todo el tiempo.
El alojamiento se encarga de ir a recogerte y llevarte al puerto del pueblo, tanto a la ida como a la vuelta.

Para nosotros fué una opción perfecta para nuestros días de buceo en Bunaken, pero si quieres mirar otros alojamientos, es posible encontrarlos en booking.
Buceo en Bunaken
Tras pasar unos días buceando en las Togian, con un buceo increíble lleno de corales y esponjas, nuestras expectativas aquí eran aún mejores.
Jesús ya había estado de buceo en Bunaken hacía casi 20 años y tenía muy buenos recuerdos. Durante mucho tiempo, yo había sido reacia a incluir este destino, precisamente por eso, porque prefería descubrir lugares nuevos para los dos. Pero he de decir, que me alegré mucho de hacerle caso, porque pasamos unos días increíbles y las inmersiones nos encantaron.
Lo bueno que tiene el buceo en Bunaken, es que los puntos de buceo están muy cerca, y en la gran mayoría de la veces, en apenas unos minutos, ya te tienes que ir preparando para tirarte al agua. Una gran ventaja la de no perder tiempo en los desplazamientos, porque muchas veces se hacen muy pesados, sobre todo a la vuelta, después de una jornada de buceo.
Otra cosa importante a destacar, es que aquí, no se hace la parada de seguridad y sube todo el grupo cuando el primero de los buceadores llega a 50 bares, sino, que se va avisando al guía, como siempre, de lo que a cada uno le va quedando y el que llega a los 50, o a veces, incluso menos, sube con su pareja, mientras que el resto sigue en el agua.
Las botellas las suelen llenar con 230 bares o así ( al menos en nuestro centro ), así que dependiendo de la profundidad, los buceos pueden ser larguísimos. El primer día estuvimos casi hora y media en la primera inmersión, y hora y cuarto en la segunda.
Esa tarde estuvimos tan agotados, que decidimos bucear alrededor de una hora en cada inmersión el resto de los días y luego subir. Otro motivo para estar » sólo» este tiempo, es que Jesús es muy friolero, y por muchos mms que lleve de traje, al cabo de ese tiempo empieza a tiritar. Pero el que no tenga problema de frio, ¡ casi se puede quedar a vivir debajo del agua!.

Muchos alojamientos tienen centro de buceo, y, al menos en el nuestro, a la hora de la cena se acercaba el responsable para preguntar quienes bucearíamos al día siguiente y dividirnos por grupos en función del nivel de experiencia. Aunque el alojamiento estaba lleno casi todos los días, tampoco éramos muchos los que nos apuntábamos para bucear, por lo que todos los días buceamos solos con el mismo guía.
Después del desayuno diario en el área común, nos enfundábamos en nuestros bañadores y nos dirigíamos a la playa, frente al centro de buceo, donde estaba atracado el barco. Los centros se encargan de preparar diariamente todo el material, de llevarlo al barco y, a la vuelta, de recoger. Tú solo tendrás que poner las ganas de conocer las maravillas que aguardan debajo del agua.
Como acabábamos de estar buceando en las Togian, no teníamos el gusanillo y los nervios típicos que nos entran cuando llevamos meses sin meternos al agua. Ahora solo tocaba disfrutar bajo el agua.
Y vaya si disfrutamos. La visibilidad era tremenda, la temperatura del agua buenísima, ya que está siempre entre 27 y 30 º C, y la vida marina, increíble.
Casi todo lo que hicimos fueron paredes, repletas de vida. Por algo éste es uno de los mejores destinos de buceo del mundo.
Lo que nos dejó más fascinados fue la cantidad de tortugas que hay. En algunas inmersiones vimos docenas. Miraras donde miraras, veías alguna. Grande, pequeña, quieta sobre rocas o nadando, siempre había alguna a la vista. Nosotros ya habíamos visto tortugas antes, pero jamás en tal cantidad y mucho menos, tan grandes. Otra cosa buena de este destino, es que hay tantas, que es seguro también verlas haciendo snorkel.
Siempre había gente en el barco que, en vez de bucear, venía en un tour de snorkel y todos subían encantados. Si no se sabe bucear, éste también es un buen destino para gozar de las profundidades. La buena visibilidad permite disfrutar de sus fondos repletos de vida solo con el tubo.
Además, la mayoría de los puntos de inmersión, al ser muchos de ellos paredes, tienen profundidades aptas para todos los niveles, por lo que son accesibles a cualquier buzo. El grupo bucea en dos niveles diferentes, pero todos ven cosas interesantes.
Aparte de las tortugas, vimos nudis de muchas clases y colores diferentes, algún tiburón de arrecife, no muchos, peces loro, peces mariposa, otro de nuestro preferidos y que a veces formaban bancos enormes, nuestros queridos peces globo, que nos hacen mucha gracia, los peces caja, peces roca, peces hoja, eagle ray, estrellas de mar, y como no, los «nemitos» en sus anémonas. Lo que no vimos fueron los caballitos de mar pigmeos ni delfines, pero bueno, algo tiene que quedar pendiente para la próxima vez.
Y como no todo son peces, también disfrutamos de la gran cantidad de coral. Lo hay tanto duro como blando, con una enorme cantidad de vida a su alrededor. También hay esponjas enormes, pero no tan grandes como en las Togian .
Entre inmersión e inmersión, durante el intervalo de superficie, nos ofrecían galletas, fruta y bebidas.
Una vez terminada la jornada, nosotros hacíamos dos inmersiones al día, regresábamos al centro y tras una ducha rápida, tocaba reponer fuerzas con la comida.
Por las tardes, hubo días que aprovechamos para hacer snorkel en el arrecife que había frente a la playa. Hay que decir que la marea baja mucho, pero aún así, había que nadar unos 100 metros aprox. hasta encontrar la «caída» del arrecife hacia la profundidad. Al anochecer, se acercaba hacia esa zona alguna eagle ray, pero no las vimos.

Las inmersiones se pagan directamente al centro de buceo. El precio no nos pareció nada caro, al cambio unos 305 euros los dos por un total de 11 inmersiones, equipo incluido.
Conclusiones del buceo en Bunaken
Sin lugar a dudas, el buceo en Bunaken es fantástico. Jesús ya lo recordaba genial de hace años, pero ahora, después de la interrupción de visitantes por el COVID-19, la reserva el parque nacional está pletórico y lleno de vida.
Jamás habíamos visto tantas tortugas ni disfrutado de buceos tan largos, por lo que no nos cansaremos nunca de recomendar pasar unos días aquí.
Otra opción muy buena para bucear cerca de aquí, es Lembeh, una isla situada al noreste de Sulawesi, separada del continente por una estrecha franja de agua conocida como estrecho de Lembeh. Aquí el plato fuerte es el muck diving, «buceo en lodo». Se bucea en fondos de arena negra, existiendo una gran variedad de vida que ha mutado para adaptarse. Mucha vida macro con formas y colores espectaculares. Jesús ya buceó allí la primera vez que estuvo en Indonesia, por lo que decidimos no ir. Para ir hasta allí, lo más fácil es ir desde Manado a la ciudad de Bitung, a unos 45 kilómetros, y de allí, a la isla. Es fácil combinarlo también con la visita al P.N. Tangkoko, que se encuentra muy cerca.
Tocaba seguir el viaje, así que de nuevo, había que coger el ferry hacía Manado. La salida no fue a la hora prevista (9 a.m.). Incluso, cuando ya salíamos, tarde, de repente el ferry paró para recoger a mas pasajeros que llegaban en una lancha. Entre el retraso habitual y esto, salimos una hora después. Pero no pasa nada, porque mientras, disfrutamos de la » vida » de la isla.

Los niños juegan en el agua como si fueran peces, y los ves, a algunos muy pequeños, solos, y manejando sus mini kayak. Algo impensable en nuestros países pero absolutamente normal allí.
Al fondo, se puede ver una pequeña iglesia católica. La imagen contrasta con la mujer musulmana, una muestra del contraste de culturas y religiones de Sulawesi, donde conviven en armonia.

Tras una hora de traslado, llegamos al puerto de Manado, del que escapamos tan rápido como pudimos. Pedimos un Grab, y nos fuimos al hotel, de nuevo el Whiz Prime Hotel Megamás Manado, donde ya habíamos dormido anteriormente. Día de últimas compras para preparar el siguiente destino…Raja Ampat.