Monito Tarsius

Manado y Parque Nacional Tangkoko

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El Parque nacional de Tangkoko, al norte de Sulawesi, era nuestro siguiente destino, después de unos fantásticos días en las Islas Togian.

Tras pasar toda una noche en el ferry que nos llevó desde Wakai hasta Gorontalo, llegamos a ésta última ciudad sobre las 6:30 de la mañana. En el puerto nos estaba esperando Ardi, con el que habíamos wasapeado en varias ocasiones y quien nos consiguió el camarote en el barco. Contratamos también con él, el coche privado hasta Manado (1.600.000 IDR), la ciudad más importante del norte de la isla y a la que llegaríamos tras, otra vez, 12 horas de viaje en coche.

Tocaba despedirnos de nuevo de la pareja vasca, con la que, cosas del destino, volveríamos a coincidir poco después.

Decidimos dormir la primera noche en Manado, en el Istanaku Guesthouse, que estaba bien de precio (324.000 IDR con desayuno) y tenía muy buenas referencias. La habitación era amplia y la cama cómoda, pero estaba lejos de todo y en los alrededores no encontramos nada para cenar, así que decidimos coger un Grab (20.000 IDR) e irnos al Clin Food Palace, cerca del Megamas, uno de los centros comerciales más grandes de la ciudad. Es un local enorme, con muchos puestos de comida indonesia, de precios asequibles aunque más caro que en la calle (75000 IDR los dos ), y con muchas mesas en la parte central dónde comer lo que se haya pedido. Hay música y espectáculos en directo. Repetimos días después.

A la mañana siguiente partiríamos rumbo a Tangkoko.

Parque Nacional Tangkoko

El parque nacional Tangkoko, es una reserva, de más de 8600 hectáreas, que está situada al noreste de la isla de Sulawesi, a unos 60 kilómetros de la ciudad de Manado.

En ella encontramos una gran variedad de fauna y cientos de especies de animales, con infinidad de especies endémicas que sólo se existen en Sulawesi, como los macacos crestados, que están en peligro de extinción y de los que solo quedan unos 6000 ejemplares, o los tarsius, que son la principal atracción tanto de los turistas como de los autóctonos que se acercan hasta estas latitudes, y que también existen en muy pocos lugares del planeta.

Hay más de 40 tipos de monos y multitud de aves y reptiles. Serpientes venenosas y tarántulas, son alguno de los animales con los que no te gustaría tener un encontronazo por aquí.

En fin, un lugar en el que, si eres amante de la naturaleza y de los animales, disfrutarás como un niño.

Como llegar al parque Nacional Tangkoko

La forma habitual de llegar hasta Manado y desde allí, a la reserva, es vía aérea, ya que Manado recibe numerosos vuelos diarios, tanto nacionales como internacionales.

Una vez allí, solo se tarda entre hora y media y dos horas en llegar, por una carretera sinuosa que atraviesa la selva. El mismo camino ya es toda una experiencia, ya que ofrece preciosas vistas de los cercanos volcanes Klabat y Tangkoko.

Si no vas en un tour organizado, es fácil contratar un coche con las aplicaciones Go-jek o Grab.

Nosotros pagamos 200.000 IDR por los dos, compartiendo el trayecto con otra pareja.

Existe una forma más económica de llegar y es en autobús Bemo, pero es más complicado y largo.

Dónde dormir

Alrededor de la reserva hay numerosos alojamientos, todos muy básicos, pero suficientes para disfrutar de la estancia. Nosotros nos quedamos en el Tangkoko Jungle Homestay (5 euros ), cuyas habitaciones daban a un gran jardín alrededor de la casa familiar de los dueños.

En los mismos alojamientos te pueden organizar las excursiones y tours para visitar el parque. Algunos dueños son también guías, así que ellos te pueden preparar todo, incluso ayudarte a contratar el transporte.

En nuestro caso, y me imagino que en el resto de los alojamientos también, nos ofrecieron la posibilidad de hacer las comidas con ellos, por un módico precio. Cocinaron lo que les pedimos.

Una de las cosas buenas que tienen todos los alojamientos es que se encuentran a pocos metros de la entrada a la reserva. Nos cobraron el equivalente a unos 20 euros por una noche más el desayuno, la comida y la cena de los dos.

Tours por el parque nacional Tangkoko

Lo primero que hay que tener en cuenta, es que solo se puede entrar al parque con una visita guiada, cosa bastante fácil de conseguir a través de cualquier alojamiento.

Nada más llegar, hay que pagar la tasa de entrada, que es de 150.000 IDR, y que hay que pagar cada vez que se acceda, en nuestro caso dos veces. Para los autóctonos, como no, la tasa es infinitamente menor.

El primer día decidimos hacer un tour por la tarde, de poco más de dos horas (Precio del guía, 100.000 IDR/persona) , para intentar ver tasius.

Íbamos vestidos con pantalones largos y los calcetines por fuera de ellos, para evitar que ningún insecto se nos colara dentro. El repelente de mosquitos también era nuestro aliado.

Una vez que accedes y, empieza el tour, al principio discurre por una pista pavimentada para, poco después, convertirse en una pista de tierra. Es fácil de seguir y es accesible para la mayoría de la gente.

Una cosa que nos llamó la atención es que muchos lugareños pasaron con sus motos por los caminos haciendo un ruido tremendo teniendo en cuenta que estamos en una reserva llena de animales. Quiero pensar que muchos de ellos lo hacían para ir a sus casas y que no había otra manera de llegar.

En el camino, veíamos de vez en cuando monos, alguno nos miraba curioso, pero la mayoría huía en cuento nos acercábamos. En un momento dado, el guía nos hizo dejar el camino y nos adentramos en la selva en busca de animales, con no muy buena suerte.

Finalmente, cuando empezó a anochecer, nos acercamos hasta un árbol concreto y esperamos. Era uno de los que elegían los tarsius todos los días para acudir al caer la noche. Solo era cuestión de tiempo que viniesen, !y así fue! Tras unos cuantos minutos, que se nos hicieron un poco largos, todo hay que decirlo, de repente el guía nos pidió silencio y que nos acercáramos despacito… !y allí estaba!

Un pequeño monito, que más bien parecía un gremlin, de lo grande que tenía los ojos en comparación con el resto del cuerpo. Lo iluminábamos suavemente con una linterna, para intentar no asustarlo, a la vez que le hacíamos fotos. De vez en cuando emprendía la «huida» y se escondía en los recovecos del tronco, pero en cuanto se sentía seguro de nuevo, volvía a salir. Nunca hubiéramos imaginado lo rápido que se mueven. Enseguida llegó un segundo tarsius al árbol, y después, un tercero que se movía por entre las ramas de los alrededores.

Tarsius. Parque nacional Tangkoko
Tarsius

Son animales nocturnos, difíciles de vez durante el día, y que aprovechan el atardecer y la noche para «despertarse» y salir en busca de alimento, fundamentalmente insectos. Esta excursión mereció la pena solo por ver a estos pequeños monitos.

Tarsius. Parque nacional Tangkoko
Tarsius

También pasamos por la playa de arena negra, que se creó a raíz de la actividad volcánica del volcán Monte Tangkoko. No nos pareció nada del otro mundo, pero bueno, pilla de paso.

A la mañana siguiente, nos levantamos pronto, a las 6 de la mañana, para comenzar el segundo tour, de unas cuatro horas de duración. Precio de 200.000 IDR/persona. Íbamos a tratar de encontrar diferentes especies de monos, así como otras especies «raras».

Enseguida entendimos el porqué del madrugón. Al amanecer, la mayoría de las especies son más activas y se desplazan por el suelo en busca de alimento. Pronto empezamos a ver monos. Nos encontramos con un par de grupos de macacos crestados que se desplazaban por tierra, en grupos enormes, de decenas de miembros, que incluían bebés. Campan a sus anchas por el bosque.

Familia de macacos crestados

De vez en cuando algunos se peleaban entre si y se perseguían, emitiendo unos sonidos y unos gritos que parecía que se estaban matando.

Macaco crestado. Parque nacional Tangoko
Macaco crestado

Los macacos crestados son una de las especies más pequeñas de macacos. Principalmente terrestres, diurnos y frugívoros, es decir, se alimentan de fruta.

Viven en grandes manadas. En el parque hay varios grupos, que los guías distinguen perfectamente.

En peligro de extinción, debido tanto a la caza, como a la perdida de su hábitat.

Tuvimos suerte y pudimos ver un Hornbill, un pájaro con un pico muy peculiar, colorido, grande, curvado hacia abajo y rematado por casquetes en forma de crestas o cuernos. Son animales que producen unos sonidos muy profundos y estruendosos, que incluso a veces se asemejan a ladridos, rebuznos o chillidos. Nuestro guía lo localizó gracias al sonido, en la copa de un árbol.

Hornbill. Parque nacional Tangkoko
Hornbill

Para completar nuestra suerte, vimos un ejemplar de Cuscús, otro peculiar animal que habita este parque. Difícil de ver, a veces se confunde con un mono, por su forma de moverse entre los árboles, con un lémur, por sus grandes ojos y espeso pelaje, o con un perezoso, porque es igual de «vago» o más que ellos. En realidad, es el más perezoso que existe y se pasa todo el día descansando entre las ramas, y sólo se mueve por la noche para comer. Es un marsupial, emparentado con las zarigüeyas, omnívoro, aunque su dieta principal son las hojas y frutos. También, justo antes de salir del interior de la selva hacia uno de los caminos, vimos un Kingfisher.

El tour debería haber durado unas 4 horas, pero decidimos regresar antes porque a mitad de la excursión, empezó a llover bastante y tampoco era cuestión de acabar calados y embarrados hasta arriba, y más teniendo en cuenta que ya habíamos visto todos los animales que habíamos venido a buscar. Nuestro recorrido por el parque nacional Tangkoko lo dimos por concluido y regresamos al alojamiento.

Después de una ducha y de comer, el propio guía nos llevó de nuevo a las dos parejas, hasta Manado, por el mismo precio que el Grab en el que vinimos (400.000 IDR/ 4 personas).

Esta vez decidimos dormir cerca del Megamas, que al menos era animada la zona y había muchos sitios donde comer. Estuvimos dos noches y elegimos dos hoteles diferentes, el Aryaduta Manado, y el Whiz Prime Hotel Megamas Manado., que tenían muy buenas ofertas y estaban cerca uno de otro. Para consultar resto de alojamientos en la ciudad, booking.

Extensión del visado en Manado

Manado es una ciudad enorme, que para nosotros no tiene mayor interés, pero teníamos que estar varios días porque necesitábamos extender el visado, ya que íbamos a estar en Indonesia más de un mes seguido.

La primera vez que fuimos a la oficina de inmigración, tuvimos que volver al hotel a cambiarnos de ropa, porque yo, que descuido el mío, llevaba pantalones cortos. Ya de vuelta, las agentes fueron muy simpáticas y nos atendieron con mucha amabilidad.

El único trámite engorroso es ir a pagar el costo de la renovación (500.000 IDR/persona) en un banco local. No hay ninguno cerca, y cuando conseguimos encontrarlo, estuvimos más de una hora esperando a que nos tocara el turno. Una vez de vuelta a la oficina de inmigración y entregado el resguardo, nos preguntaron qué cuando queríamos pasar a recogerlo. Por supuesto, les dijimos que al día siguiente.

Volvimos al hotel y pasamos el resto de la tarde visitando el centro comercial y algún par de tiendas más que nos interesaban. Al día siguiente, más puntuales que un reloj suizo, nos presentamos de nuevo en inmigración a recoger el pasaporte con la extensión del visado. ¡Ya podíamos estar en Indonesia un mes más!

A día de hoy, febrero de 2023, ya es posible realizar la extensión de visado de manera online, por lo que no tendréis que pasar una entretenida mañana conociendo a los amables funcionarios de inmigración.

Sin perder el tiempo, pedimos un Grab y nos fuimos al puerto, ya que queríamos coger el ferry que salía hacía Bunaken a las 14 horas. Continuaba la aventura.