Landmannalaugar, fue, sin ninguna duda, la mayor sorpresa del viaje. Ni habíamos preparado nada, ni visto ninguna foto, por lo que sus montañas de colores, las fumarolas, los campos de lava, las termas y los lagos, nos dejaron impresionados.
Landmannalaugar está en la reserva natural de Fjallbak, en las tierras altas islandesas. Su característica principal son las coloridas montañas de riolita, una roca volcánica formada de sílice y cuarzo, que le dan la impresión de formar parte de un cuadro. Otros minerales como el hierro o el azufre añaden aún más color al paisaje. El campo de lava de Laugahraun, con una gran extensión de obsidiana negra, se formó en 1477 tras una gran erupción.
Es uno de los mejores lugares de Islandia para hacer senderismo y excursiones de un día, o de varios, como es la ruta de Laugavegur, que conecta esta reserva natural con el valle de Zosmork, en un trekking de 4 etapas, ampliable otras dos, y que es considerada una de las rutas senderistas más bonitas de Europa.
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Cómo llegar a Landmannalaugar
Si tienes un coche 4×4 podrás conducir por tu cuenta hasta Landmannalaugar, toda una experiencia en si misma. Parte del camino discurre por zonas sin pavimentar, los famosos «Caminos F«. En nuestro caso, el viaje de ida desde Selfoss, duró unas 2 horas y media aproximadamente, por la ruta más sencilla. Un largo día de coche.
Al llegar, hay que dejar el coche en un aparcamiento y cruzar por un pequeño puente un río hasta llegar a la zona del refugio y el camping. Si se quiere hacer Camper van, hay que atravesar el rio con el vehículo, pero si se quiere evitar ésto, existe la posibilidad de dormir en la zona del parking, siempre y cuando se pague y se avise al vigilante de que vas a estar al otro lado.
Si se va a estar en tienda de campaña y tampoco os atrevéis a vadear el río, se puede dejar el coche en el aparcamiento y transportar todo el equipamiento a pie hasta la zona de acampada. Se pierde un poco más de tiempo, pero os aseguráis de que al coche no le va a pasar nada. También se puede dormir en el refugio, pero hay que ser previsor y reservar con mucho tiempo de antelación. Como veis, opciones hay para todos los gustos si lo que se quiere es dormir aquí.
Si no dispones de 4×4, existen varias opciones para llegar:
- Línea regular desde Reikiavik: Salidas entre el 15 de junio/15 de septiembre. Aprox 60€ el trayecto, de unas 4 horas, con varias paradas en el camino (Selfoss, Hella…)
- Tour organizado desde Reikiavik: Normalmente el desplazamiento es en bus e incluye un trekking con guía. Los precios suelen rondar los 120/150€, con salidas entre el 15 de junio/30 de septiembre.
- Hiking passport: Pensado para quienes van a realizar trekkings de varios días por Islandia. Te organizan el traslado, en bus, al inicio de tu ruta y te recogen en el punto de finalización. El precio ronda los 100€.
- Fuera de temporada: Se pueden contratar excursiones en «Super Jeeps«, entre 250/300€, que te permitirá visitar la zona en invierno, con hielo y nieve, para descubrir un paisaje totalmente diferente.
Disfruntado el camino
El paisaje durante el camino es una preciosidad, pero, sobre todo, una vez que entramos en la F26, es una auténtica maravilla. El volcán Hekla se ve muy cercano, los colores van cambiando, aparecen lagos y nos paramos cada poco a hacer fotografías.




El lago Frostastadavatn
Muy poco antes de llegar nos encontramos con el lago Frostastadavatn, donde disfrutamos de un buen almuerzo mientras contemplábamos sus reflejos.


Ruta por Landmannalaugar
Continuamos camino unos minutos mas, hasta que por fin, llegamos a la zona del parking, donde dejamos el coche y, tras atravesar el río, nos dirigimos a la zona del refugio. En la caseta de información turística está el mapa de senderos con las 7 rutas circulares que se pueden realizar, todas muy sencillas de seguir, al estar señalizadas por colores. Recuerda consultar para encontrar la que mejor se adapte a tus capacidades físicas y al tiempo que tengas disponible.
A medida que avanzábamos, los paisajes se volvían más espectaculares. Los colores de las montañas nos tenían enamorados, desde luego estábamos en un auténtico paraíso, y nosotros, amantes de la fotografía y la naturaleza, estábamos como locos.



Una vez llegamos al interior de la llanura, no podíamos dejar de admirar el paisaje que teníamos alrededor. Parecía sacado de un cuento de hadas, los colores no parecían reales. Lleno de pequeñas flores y riachuelos de agua, su belleza era increíble.


Caminamos hasta el final de la llanura, hacia la falda del monte Brennisteinsalda. Nuestra idea inicial, era ascender por un estrecho camino de tierra hasta la cima, pero por mis problemas con la altura, fui incapaz.

Así que retrocedimos el camino hecho y llegamos hasta la zona de las fumarolas, también a las faldas del mismo monte.
Después de estar un buen rato por esta zona, emprendimos el regreso, siguiendo las estacas de color blanco.


Tras un rato caminando entre paisajes idílicos, salimos de nuevo a una llanura.



Ya muy cerca, se encontraba el refugio y el final de la ruta. Una buena recompensa para los más osados es bañarse en las pequeñas aguas termales de la zona.

Tras un intenso día, emprendimos el camino de regreso, deseando poder tener mas oportunidades de volver a esta maravilla de sitio.
Mucha gente aprovecha la vuelta, para acercarse a la cascada de Haifoss, pero nosotros ya la conocíamos, así que regresamos directamente al alojamiento. El día, a pesar de haber sido agotador, había merecido la pena esta visita a Landmannalaugar.