Dolomitas era otro de los destinos que teníamos pendientes desde hacía mucho tiempo. Estaba planificado para septiembre del 2020, pero el maldito Covid dio al traste con nuestros planes. Tres años después, por fin, llegó la hora de viajar a este maravilloso destino y, en junio de 2023, pudimos conocer parte de lo que esta bonita zona del norte de Italia, ofrece.

Los Dolomitas son un conjunto de macizos montañosos, que se caracterizan por la presencia predominante de roca dolomítica. Situados en los Alpes Orientales italianos, al sur de la cadena alpina principal, están en su mayor parte en las regiones de Veneto, Trentino- Alto Adige y Friul- Venecia Juliade, con una pequeña parte incluida en Austria (Dolomitas de Lienz).
La composición mineral (carbonato de calcio y magnesio) les proporciona un brillo particular y una gran capacidad de refléctancia. Esto hace que, durante el inicio del anochecer, si las condiciones meteorológicas son la adecuadas, las montañas adquieren un tono rosado para, luego, volverse violetas. Este fenómeno se llama «enrosadira».

Es una de las zonas con más riqueza natural y turística de los Alpes, albergando un parque nacional y nueve parques naturales. El punto más elevado es la Marmolada, con 3342 metros de altura, aunque son varias las cimas que superan los 3000. Pero los Dolomitas no son sólo montañas: preciosos valles de un verde increíble, lagos con un agua de un color que no creerás que es real, carreteras panorámicas, preciosos pueblos e iglesias encantadoras, serán parte de lo que toda esta zona ofrece.
Fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996.
Con esta carta de presentación no nos cabía ninguna duda de lo mucho que íbamos a disfrutar en este viaje.
Contenido
- 1 Cúando ir a Dolomitas
- 2 Cómo llegar
- 3 Cómo moverse en Dolomitas
- 4 Datos prácticos
- 5 Nuestra ruta por los Dolomitas
- 5.1 Día 1: Zaragoza – Treviso – Alpe Di Siusi
- 5.2 Día 2: Alpe Di Siusi
- 5.3 DÍA 3: Adolf Münkel Trail – Iglesia San Giovanni in Rannui – Iglesia de Santa Maddalena en Funes – Iglesia San Valentino.
- 5.4 Día 4: Seceda – Paso Sella – Paso Gardena – Lago Di Braies
- 5.5 Día 5: Lago Di Braies – Iglesia de San Vito – Iglesia Santa Maddalena en Villabassa – Lago Dobbiaco – Lago Di Landro – Lago Auronzo – Lago Guedina – Lago Misurina – Lago Antorno.
- 5.6 DÍA 6: Tre Cime Di Lavadero – Paso Giau
- 5.7 Día 7: Cinque Torri -Paso Giau – Alleghe
- 5.8 Día 8: Ruta Marmolada desde Paso Pordoi
- 5.9 Día 9 : Mini ruta Vajolet- Lago Carezza
- 5.10 Día 10: Funicular de la Marmolada – Moena – Lago Soraga – Paso Rolle.
- 5.11 Día 11: Fiera di Primiero – Lago Schener – Treviso – Zaragoza
Cúando ir a Dolomitas
La ventaja que tienen los Dolomitas, es que son un destino perfecto para ir en cualquier época del año, ya que tienen un infinidad de rutas y actividades para hacer, se vaya cuando se vaya. Cualquier momento es adecuado, porque son espectaculares siempre. Todo dependerá de los planes y preferencias de cada uno.
Las temporadas altas son dos, verano e invierno. En verano, estarán al alcance del visitante, todas las rutas de treking y el tiempo es más benévolo. Las temperaturas cálidas y los días soleados, serán los aliados perfectos para hacer rutas de senderismo, de alta montaña, de bicicleta y en general, cualquier actividad al aire libre. El invierno, es el paraíso de los esquiadores y de los amantes de los deportes de nieve. Unos 1200 km de pistas de ski, están disponibles. Las temperaturas descienden y la nieve empieza a acumularse, sobre todo de diciembre a marzo/abril.
Por contra, estas dos épocas tendrán más afluencia de visitantes y los precios son más altos. Habrá que reservar con antelación, porque en determinadas zonas, es bastante probable que los alojamientos estén llenos. Y eso, teniendo en cuenta que Dolomitas son un destino caro, es un factor importante a tener en cuenta. Los meses con mas turismo son julio, agosto y diciembre.
Aunque se viaje en verano, hay que estar siempre atento al tiempo e ir preparados siempre, ya que en la montaña, puede cambiar en cualquier momento. Damos fe de ello, ya que bajando del Refugio Odler, empezó a caer el diluvio universal cuando aún estábamos a 4 km del final del trayecto. Las lluvia estaba prevista para dos horas mas tarde, pero se adelantó. Nosotros, aún yendo preparados, acabamos con las zapatillas caladas, pero vimos mucha gente que iba sin chubasquero y que estaban completamente mojados. Durante las tardes de agosto, son frecuentes las lluvias, por lo que si hay que ir en verano y se puede elegir, mejor ir a finales de junio/julio.
La primavera, es un buen momento también para acercarse hasta aquí, aunque hay que tener en cuenta que la nieve aún estará presente en muchos sitios, con lo que algunas carreteras y rutas de treking estarán cortadas. Las lluvias no son inusuales, por lo que que habrá que estar muy pendiente de las previsiones del tiempo. Poco a poco, empieza a predominar el verde que convierte a los Dolomitas en una auténtica postal.
En otoño, los colores van cambiando, adquiriendo unos preciosos tonos amarillos y marrones que harán las delicias de cualquier aficionado a la fotografía. Las lluvias son frecuentes y el frio se abre paso poco a poco, aunque las condiciones meteorológicas suelen ser bastante estables.
Si tuviéramos posibilidad de elegir, los mejores meses, para nosotros, amantes de la fotografía y que huimos de las multitudes, iríamos los meses de mayo, junio, septiembre u octubre. Hay que tener en cuenta que no esquiamos.
Para planificar el viaje, también es importante saber que rutas se pretenden hacer, ya que si están a gran altura es posible que haya nieve, excepto en pleno verano y eso, limite mucho o impida hacerla. Si se quiere dormir en un refugio, habrá que ponerse en contacto con ellos, porque muchos sólo abren a partir de finales de junio. Durante nuestra estancia en Dolomitas (17-27 junio 2023), los días que hicimos las rutas del Refugio Odler y de las Tre Cime Di Lavadero, sus refugios permanecían cerrados. Justo abrían el fin de semana del 24/25 y aunque hicimos petición para alojarnos en el de Tre Cime, ya no había plazas (hubiéramos cambiado el planing del viaje).
Cómo llegar
Hay varias ciudades a las que llegar para iniciar un viaje a los Dolomitas. Nosotros lo hicimos desde el aeropuerto de Treviso, que tiene vuelo directo con Zaragoza, así como a varias ciudades españolas y europeas. Para después llegar a nuestro primer destino, el valle de Siusi, tardamos 3 horas y media. Para la vuelta, desde nuestro último alojamiento, apenas tardamos hora y media en llegar. Otros aeropuertos a tener en cuenta son el de Venecia y Verona.

Los aeropuertos de Milán y Bergamo, son otras opciones, aunque en nuestro caso, pillaban un poco mas lejos de nuestra ruta. Al final, todo va a depender de la ruta que se quiera hacer.
Cómo moverse en Dolomitas
La opción que escogimos nosotros fue la del coche de alquiler. En el mismo aeropuerto de Treviso, ya en la zona de salidas, hay un mostrador, donde te entregan las llaves, para después, recoger el coche en un parking que hay a escasos metros.
En nuestro caso, buscamos a través de Europcar y contratamos finalmente con Sixt. Habíamos elegido un Fiat 500X, pero nos entregaron un Volkswagen T-Cross, que si bien no nos dio ningún problema, era muy justo tanto de motor (nos dieron el más básico), como de capacidad de maletero (cabía una maleta grande y a duras penas las dos mochilas). Reservamos con dos meses de antelación, pero la misma semana de irnos de viaje, comparamos de nuevo precios y habían bajado. Anulamos dicha reserva y contratamos de nuevo. Al recoger las llaves, bloquearon una fianza en la tarjeta por si había algún problema con el coche. Una vez devuelto, se nos reembolsó de nuevo en un par de días.
Nosotros tenemos la costumbre de sacar fotos a cualquier coche que alquilamos, así, si la compañía intenta endiñarnos algún desperfecto, tenemos pruebas de como estaba al recogerlo ( en Rumanía intentaron culparnos de varios arañazos y golpes que ya estaban). Hay que decir que en este sentido, con esta compañía fue todo bien. Las rutas las mirábamos con el GPS del móvil, ya que el coche no llevaba.
Siendo españoles, con nuestro carné de conducir es suficiente para manejar un coche en Italia, por lo que no es necesario sacar el internacional. Otras nacionalidades, tendrán que consultar, sobre todo si no son europeas.
Otra posibilidad para moverse y que vimos que era muy usada, es mediante furgoneta camperizada o autocaravanas. Tanto si son en propiedad como si son alquiladas, dan mucha libertad en cuento a donde dormir. Se pueden usar tanto parking de pago como gratuitos ( se pueden encontrar en app como Park4night). Muchas veces vimos vehículos aparcados en simples explanadas o en pequeños huecos a lado de la carretera.
El transporte público también es muy utilizado para los desplazamientos. Hay infinidad de paradas de autobús, muchas en medio de la nada. Normalmente es usado por personas que tienen el campamento base en un pueblo importante y luego usan las líneas que recorren la zona.
Un par de páginas web que pueden ayudar son:
Datos prácticos
Documentación
Los españoles no necesitamos tramitar ningún visado para entrar a Italia, tan solo presentar el DNI o pasaporte en regla.
Para nacionalidades que no sean de la Unión Europea, se deben consultar los requisitos.
Seguro
Con la tarjeta sanitaria europea, se puede acceder a la sanidad italiana en las mismas condiciones que si se fuera un nacional. A pesar de ello, como siempre, nosotros contratamos un seguro. En esta ocasión fue el Iati Mochileros, ya que además de atención médica, también incluye otras coberturas como asistencia en actividades de riesgo, búsqueda, o repatriación, por ejemplo.
Que llevar
A pesar de que viajamos en el comienzo del verano, respecto a la ropa, fue necesario llevar un poco de todo porque, como ya hemos dicho, el clima en la montaña es imprevisible y puede cambiar en cuestión de minutos.
Así que, como las previsiones de temperatura, en un principio, no iban a ser tan buenas como las que al final resultaron ser, optamos por vestirnos a «capas» y llevamos : zapatillas de senderismo impermeables, zapatillas de vestir, un par de pantalones de senderismo, pantalón formal para las cenas, varias camisetas de manga corta, un par de polares, camisetas/camisa de manga larga para las cenas, calcetines, plumífero fino, chubasquero, gorra, gafas de sol, guantes y gorro (Jesús), capa impermeable para las mochilas. Si el alojamiento tiene piscina/spa, se puede añadir el bañador.
Tuvimos bastante suerte con el tiempo y, excepto en un par de ratos que llovió, el sol brilló todos los días y las temperaturas fueron altas. Hubo días en los que casi tuvimos 30 grados. Si lo hubiéramos sabido, habríamos llevado más ropa de verano. El plumífero solo lo usamos cuando subimos a la Marmolada, y a pesar de estar a mas de 3200 metros de altura, estuvimos a 12 grados.
En cuanto al botiquín, en esta ocasión, llevamos lo mínimo: algún antitérmico/analgésico y apósitos para las rozaduras. Por suerte, no fue necesario usar nada.
Los desayunos estaban incluidos en todos los alojamientos, y las cenas, las haríamos en restaurantes locales. Como para las comidas, la mayoría de los días estaríamos haciendo alguna ruta de senderismo, optamos por llevar, como no, varios paquetes de embutido al vacío: jamón ibérico, chorizo y salchichón fueron nuestros aliados para prepararnos sandwich. Ya sabemos que también se puede comprar allí, pero….En los supermercados comprábamos todo lo que íbamos necesitando. Hay que tener en cuenta que el horario de cierre no es tan tardío como en España.
Tecnologia
De equipo fotográfico, esta vez, sólo llevamos una de las cámaras: Nikon Z7ii y un par de objetivos (14-30 F/4 y 24-120 F/4). Optamos por no llevar el trípode. El dron, el MavicMini1, lo usamos en varias ocasiones. Varias baterías y tarjetas de memoria, completaron el equipo.
Los enchufes son del mismo tipo que en España. Llevamos una regleta para cargar varios aparatos a la vez. No nos atrevimos a llevarnos el portátil, ya que hubiéramos tenido que dejarlo en el maletero del coche en varias ocasiones.
Dinero
Excepto en los refugios, donde que hay que pagar en efectivo y en algunos parking, donde tuvimos problemas para pagar con tarjeta y también lo hicimos con monedas, en el resto de los alojamientos, restaurantes y tiendas, es posible pagar tanto en efectivo como con tarjeta.

Alojamientos
Como hemos dicho antes, Dolomitas es un destino turístico caro. Y en cuestión de alojamientos, no iba a ser lo contrario. A pesar de planear el viaje con 5 meses de antelación, nos encontramos con que en algunas zonas ( Siusi, Cortina de Ampezo…), o estaba todo lleno o los precios eran simplemente prohibitivos.
Así que lo que hicimos fue planificar la ruta y en función de ella, buscar en las «cercanías» los hoteles que más nos convenían cada noche. En alguna ocasión si que conseguimos habitación cerca de los lugares que íbamos a visitar al día siguiente, pero no siempre fue así y teníamos que conducir durante un buen rato. A pesar de ello, los precios no eran bajos precisamente. Pero bueno, después de la pandemia, todo ha subido muchísimo y este destino no se iba a quedar atrás.
Los alojamientos, los contratamos a través de booking. Si bien es cierto que llevar todo reservado te resta flexibilidad, teniendo en cuenta los precios y la escasez de habitaciones libres en algunas zonas, preferimos no arriesgar y llevar ya todo preparado. Y todo esto teniendo en cuenta que no íbamos en temporada alta.
Mención especial tienen los refugios. Alojarse en uno de ellos tiene que ser una experiencia inolvidable, sobre todo en aquellos a los que se llega después de alguna que otra hora de caminata, con la mochila a cuestas. A otros, se puede llegar en coche. La sensación de estar en un lugar aislado, rodeado de montañas y con unos paisajes increíbles, debe ser maravillosa. Algunos, solo abren en época estival y, para reservar, hay que ponerse en contacto con ellos o mandar una petición de reserva, semanas o, incluso, meses antes. Nosotros mandamos email al de Tre Cima de Lavadero, que justo abría un par de días antes de que termináramos el viaje, pero no hubo suerte. El precio no es barato, pero suele incluir cena y desayuno, así que se compensa.

Teleféricos (funivia) y telesillas
Una de las cosas que más nos llamó la atención es la gran extensa red de telesillas y teleféricos que existe en los Dolomitas.
Los teleféricos son cabinas cerradas, que suelen funcionar, aunque no todos, durante todo el año. Normalmente llegan a sitios con miradores o a zonas de alta montaña con pistas de esquí o rutas de senderismo. Los telesillas, van abiertos y son los que llevan a pistas de esquí.
El precio no es barato precisamente, pero hay que saber que existen pases de día/ varios días/ temporada, que pueden «economizar» un poco la suma total si se planifica bien. A pesar del precio, la experiencia es una maravilla, y te permiten «sobrevolar» paisajes asombrosos a la vez que se ahorra tiempo, en ocasiones mucho y, sobre todo, largas caminatas en ascenso.
Una de las cosas a las que hay que estar muy pendiente, es, a la hora a la que cierran, que suele ser relativamente pronto. Algunos, como el de Vajolet, tienen horario partido.

Nosotros, no tuvimos ninguna duda y usamos vamos de ellos:
- Seceda
- Marmolada
- Vajolet
- Cinque Torri ( en principio no estaba planificado que lo usáramos, pero salió un día lluvioso).
Siempre que sea posible, es conveniente ver, a través de las webcam que tienen muchas estaciones, imágenes en directo de la estación superior, para no llevarse sorpresas. No es plato de buen gusto pagar por subir y, una vez arriba, encontrarte que está lloviendo o que no se ve nada por la niebla.
Parking
El aparcar dentro de los pueblos/ciudades o cerca de los lugares de interés, puede ser un quebradero de cabeza, sobre todo los fines de semana y en temporada alta.
Muchas zonas son de aparcamiento restringido, privadas o de pago, por lo que tened seguro que desembolsareis una no baja cantidad de dinero por aparcar el vehículo.
Por ejemplo, para iniciar el treking de Tre Cima Di Lavadero, hay que llegar al Refugio Auronzo, que es desde donde salen las rutas. Si se llega en coche, al pasar el peaje que hay en el puesto de control de abajo, en la entrada de la carretera, hay que desembolsar la nada desdeñable cantidad de 30 euros (otros tipos de vehículos tienen diferentes precios). Eso, o caminar durante unas tres horas de subida, por el sendero 119, que sale del Lago Antorno. Casi mejor, agachar las orejas y pagar…Otra opción es coger el bus que sale desde el Albergo Misurina hasta el Albergo Auronzo ( 20 minutos, 4 € , Dolomiti Bus).
Otro lugar donde hay que tener cuidado y buscar información antes de ir, es en Alpe Di Siusi. Para conocer esta zona, hay que llegar al pueblo de Compatsch. El problema radica es que la circulación privada está restringida entre las 9:00 y las 17:00. Eso significa que no puede llegar en vehículo particular entre esas horas. O sea, que con tu propio vehículo, o llegas antes, o llegas después. Eso si, a menos que tengas alojamiento allí, el coche, si has conseguido entrar, se ha de dejar en alguno de los parking preparados para tal fin y, como no, pasar por caja. La salida está permitida a cualquier hora.
También se puede llegar en teleférico.


El parking en el lago Di Braies va por tramos horarios y están cubiertas las 24 horas del día. El del lago Carezza, a pesar de ser grande, cuando llegamos, estaba casi lleno.
En fin, para resumir, hay que hacerse a la idea de que la mayoría de las veces, para aparcar, vais a tener que pasar por caja.
Peajes
Es bastante probable que durante vuestra ruta en Dolomitas, tengais que pasar por alguna autopista de pago. El método es muy sencillo, tan solo hay que situar el vehículo en alguno de los carriles que ponga «biglietto ticket», cogerlo y guardarlo hasta el final del trayecto, donde se puede pagar tanto con tarjeta como en efectivo.
Nosotros solo usamos autopista el día de la llegada, camino de Alpe di Siusi.
Nuestra ruta por los Dolomitas
Después de algún que otro cambio, nuestra ruta por los Dolomitas quedó así:
- Día 1: Zaragoza – Treviso – Alpe di Siusi.
- Día 2: Alpe di Siusi.
- Día 3: Adolf Münkel Trail – Iglesia de San Giovanni in Ranui – Iglesia de Santa Maddalena en Funes – Iglesia de San Valentino.
- Día 4: Seceda – Paso Sella – Paso Gardena – Lago Di Braies.
- Día 5: Lago Di Braies – Iglesia San Vito – Iglesia Santa Maddalena en Villabassa – Lago Dobbiaco – Lago di Landro – Lago Auronzo – Lago Guedina – Lago Misurina – Lago Antorno.
- Día 6: Ruta Tre Cime Di Lavadero – Paso Giau.
- Día 7: Cinque Torri – Paso Giau – Alleghe.
- Día 8: Ruta Marmolada desde Paso Pordoi.
- Día 9 : Mini ruta Vajolet – Lago Carezza.
- Día 10: Funicular Marmolada – Moena – Lago Soraga – Paso Rolle.
- Día 11:Fiera di Primiero – Lago Schener – Treviso – Zaragoza.

Día 1: Zaragoza – Treviso – Alpe Di Siusi
La tan esperada escapada a los Dolomitas por fin había llegado. Después de comer muy pronto, nos fuimos hasta el aeropuerto de Zaragoza, que pilla a escasos 20 minutos de casa. Tras facturar la maleta en un tiempo récord de menos de tres minutos desde que llegamos, pasamos los controles de seguridad y nos dirigimos a la sala de espera. Por una vez, el vuelo salió puntual y tras un corto viaje de poco mas de dos horas, aterrizamos en Treviso.
El aeropuerto es muy pequeño y en cuanto recogimos la maleta, nos dirigimos al mostrador de Sixt para recoger el coche de alquiler. Está en la misma terminal de salidas, justo al lado de la puerta. Hay varios mostradores mas de otras compañías. Una vez hechos los trámites, nos entregaron las llaves del coche, un Volkswagen T-Cross, que resultó ser demasiado justo en cuanto a motor y capacidad del maletero. El coche se encontraba en la planta superior del parking del aeropuerto, a escasos 50 metros de donde estábamos, así que no tardamos mucho tiempo en tenerlo a nuestra disposición. Una vez hechas las fotos al coche, para tener pruebas de como lo habíamos recogido, por si se daba el caso de que nos quisieran acusar de algún desperfecto, pusimos rumbo a Siusi, nuestro destino final del día.
Poco después de ponernos en marcha nos paramos en un supermercado a comprar provisiones para los días siguientes.
Tras casi 3 horas de camino (incluidos algunos tramos de autopista), con bastante tráfico en algunos tramos, llegamos hasta el primer hotel. El Piccolo Hotel Sciliar, resultó ser el mas caro y el peor de todo el viaje. Lo elegimos porque la ubicación era inmejorable, por delante de la zona de paso restringido.
Porque hay que saber que toda la zona de Alpe di Siusi ( Seiser Alm en alemán) es de tráfico restringido. No se puede acceder, con vehículo particular, mas allá de la estación de peaje de San Valentino, entre las 9 de las mañana y las 17 horas. Si se hace, te expones a fuertes multas. Entre esas horas, hay que acceder en teleférico . Tb es posible desde Ortisei. Si se llega con vehículo antes de las 9, éste hay que dejarlo en alguno de los parking, lo que supone un desembolso de 24 euros (el parking funciona entre las 6 y las 23 horas).
Nosotros, como el hotel lo teníamos dentro de esa zona de exclusión, en Compatch, pudimos circular y llegar hasta él sin problema y, aparcar el coche en su estacionamiento. Se puede salir de la zona restringida a cualquier hora del día.
Aunque nuestra habitación era bastante sencilla, era correcta y suficiente para pasar las escasas horas que pensábamos dormir. Nos preparamos unos sandwich y cenamos tranquilamente. Enseguida nos echamos a dormir, porque nuestra intención era levantarnos para ver amanecer en las praderas.


En un primer momento, teníamos reservado hotel en Bolzano, porque la mayoría de los alojamientos en Compatch estaban completos o, los pocos que tenían habitación libre, eran inasumibles de precio. Pero unos días antes del viaje, revisando de nuevo en Booking, encontramos una habitación libre en este hotel. Reservamos sin pensárnoslo dos veces. Aunque el precio no era barato precisamente ( aunque si comparado con lo que habíamos visto antes), nos serviría para poder ahorrarnos el parking o el funicular y, sobre todo, tener que madrugar bastante mas ese primer día.
Día 2: Alpe Di Siusi
El despertador sonó pronto, ¡ muy pronto !. Después del largo día de ayer, estábamos cansados y dormimos de un tirón, pero aún así, alguna hora más de descanso nos hubiera venido bien.
Después de una rápida ducha y de un medio desayuno improvisado, salimos a recorrer esta preciosa zona. Nuestra intención era ver amanecer, pero para cuando salimos, a las 5 y poco de la mañana, ya era de día. Aún así, la estampas que fuimos contemplando nos abrían la boca a cada momento.

El valle de Siusi es la pradera alpina a mas altura, mas grande de toda Europa. Su paisaje es simplemente de postal. Hay muchos caminos para recorrer, pero nosotros quisimos ir hasta la zona del Hotel Adler Lodge Alpe, desde donde habíamos visto fotos preciosas con las típicas cabañas y las montañas al fondo. Como el paisaje era una auténtica pasada, continuamos hasta el Sport Hotel Sonner. No había niebla baja, pero aún así, mirases todo mirases, todo era una maravilla. Y lo mejor de todo, es que, a esas horas, tan solo nos encontramos a un puñado mas de «locos» paseando o haciendo fotos.






La ruta que hicimos no tiene dificultad ninguna, son caminos estrechos con poco desnivel en los que nos parábamos a cada momento para hacer fotos.




El dron también lo volamos durante un rato. A pesar de haber salido temprano, el tiempo se nos pasó demasiado rápido y, para cuando quisimos darnos cuenta, había que regresar al hotel para poder llegar dentro de la hora del desayuno. Habían sido mas de tres horas de puro espectáculo, del que disfrutamos como enanos.
El madrugón y, la caminata, que en total fue de 11 km, habían merecido la pena. Después de un merecido desayuno, se reunieron con nosotros un par de amigos que conocimos en Indonesia el año pasado y que viven por la zona. Y de nuevo, empezamos a andar. Esta vez, recorrimos otros senderos. Igual que por la mañana, el paisaje era espectacular, mirásemos por donde mirásemos.



Después de un rato caminado, decidimos parar a beber algo en el Edleyss Hütta, antes de continuar la marcha. Para comer, decidimos hacerlo en el refugio Molignon, que es el edificio que se ve al fondo en la foto de abajo. Les dijimos a nuestros amigos que nos aconsejaran algo típico de allí y nos dijeron que de lo que había en la carta, pues que los dumpling, de queso y espinaca. La verdad es que estuvieron ricos.

Tras la comida, proseguimos ruta, sin rumbo fijo. Poco después, empezamos a coger ya caminos de vuelta.



El paisaje era una maravilla, pero ya llevábamos muchos kilómetros andados este día ( 27 para ser exactos), y dimos por concluida la jornada de senderismo.

Sólo habíamos estado un día, pero Alpe di Siusi nos dejó enamorados.

Tocaba coger el coche y llegar hasta el alojamiento de las dos noches siguientes. Elegimos el Smart Hotel Saslong, en Santa Cristina Val Gardena. Estaba en una zona tranquila, tenía parking y, por las mañanas, se servia un desayuno fantástico.


Para esta primera noche, nos fuimos a cenar a una pequeña pizzería que había muy cerca. Las fotos no son las mejores del mundo, pero aseguramos que las pizzas estaban deliciosas.


Tras un corto paseo por los alrededores tras la cena, tocaba irse a dormir.
DÍA 3: Adolf Münkel Trail – Iglesia San Giovanni in Rannui – Iglesia de Santa Maddalena en Funes – Iglesia San Valentino.
De nuevo, habíamos planeado otra ruta para el día de hoy. Después del día tan agotador de ayer, nos levantamos con un poco de dolor en «todo» el cuerpo. Somos un poco domingueros y tantos kms andados en un mismo día, pasan factura.
Tras un copioso desayuno, ponemos rumbo hacia el Parque Natural Puez Odle, para hacer una de las rutas más conocidas de los Dolomitas, la Adolf Münkel Trail que nos llevaría hasta el Refugio Di Odle. Se encuentra al oeste del Val Di Funes/Villnösstal y como punto de partida, fuimos hasta el aparcamiento de Malga Zannes/Zanser Alm, que cuesta 8 euros.

En el parking 1, hay un grupo de señales, que nos indican varios senderos.
Lo primero que hay que decidir antes de comenzar la ruta es si se hace en sentido de las agujas del reloj o al contrario. Lo habitual es hacerla en sentido horario, pero nosotros optamos por hacerla al revés porque habíamos leído que así, a la vuelta, tendríamos durante mucho tiempo, vistas del macizo a nuestro favor.
En este caso, debemos elegir el sendero 36, hacia la derecha, dirección Dusler Alm.
La primera parte de la ruta transcurre por un precioso sendero entre un bosque de coníferas, sin ninguna dificultad y sin casi desnivel.

A unos 2 kms, hay otro desvío pero, como la vez anterior, debemos seguir las indicaciones del Dusler Alm.

El camino, poco a poco, comienza a ganar altura y, el ritmo que llevábamos, se ralentiza. Hay bastante zona de subida a través de una especie de escaleras rupestres, que la verdad, la hacen bastante incómoda. El calor empieza a notarse y, entre tanto bosque, esta primera parte, a mi no me gusta demasiado. Encontramos caballos en el camino.

Pero todo tiene su recompensa y, de repente, empezamos a vislumbrar algunos picos del Odle al fondo. Por fin, !Esto ya es otra cosa!.

Seguimos caminando y llegamos al Dusler Alm, el primer refugio donde rellenamos las botellas de agua y usamos los baños. Aprovechamos para hacer algunas fotos más.

Seguimos caminando, siguiendo las indicaciones del sendero 36, pero esta vez, dirección Rifugio Odle/Geisler Alm.

El sendero sigue ascendiendo, y después de no mucho, vemos en la distancia el refugio por el que pasamos hacía un rato.¡ Parece mentira que hayamos ganado tanta altura en tan poco trecho!.

Poco a poco nos íbamos acercando a nuestro destino final.

Y de repente, llegamos. El imponente grupo montañoso se eleva por delante nuestro, con el refugio al frente y una inmensa pradera a un lado. El lugar no puede ser más idílico.

Para disfrutar de las vistas, se han colocado varios asientos reclinados, donde poder admirar las montañas en todo su esplendor. Para nosotros, precisamente estos asientos le quitaban al sitio parte de su encanto, era algo demasiado artificial dentro de esta maravilla de la Naturaleza.

Después de un buen rato aquí, decidimos emprender la vuelta, ya que las previsiones daban lluvia para un par de horas más tarde. Desde Geisler Alm, a apenas 5 minutos caminando, se encuentra el Malga Casnago, donde aprovechamos para ir de nuevo al baño. Es posible volver por el mismo camino por el que habíamos venido, pero decidimos hacer la ruta tal y como la teníamos planeada antes.

Desde el Malga Casnago, salen un par de senderos, pero seguiremos el sendero 36, hasta Adolg Múnkel Weg.

Por el camino, paramos varias veces a hacer fotos. Las vistas son increíbles.



La ruta de vuelta transcurre a los pies del grupo montañoso, ofreciendo unas panorámicas espectaculares. Ahora estamos seguros de haber hecho bien recorriendo la ruta en sentido inverso.

Las previsiones meteorológicas no fueron acertadas y, de repente, mucho antes de lo anunciado, empezó a chispear, cuando estábamos en el Adolf Münkel Weg.

Esas pocas gotas pronto se convirtieron en un tremendo aguacero que nos acompañó el resto de la bajada. A pesar de llevar chubasquero y deportivas goretex, quedamos calados de rodillas hacia abajo. En el camino, vimos que la mayoría de la gente ni siquiera tenía chubasquero, y aún así, seguían ascendiendo.
Tras mas de una hora de descenso, que nos pareció interminable, llegamos a uno de los refugios que hay a los pies de uno de los parking, donde aprovechamos para comer, con la esperanza de que acabara el chaparrón.

Dicho y hecho, para cuando terminamos de almorzar, el sol brillaba de nuevo en el cielo.

Una vez con el estómago lleno y un sol radiante, continuamos con los planes del día. Tocaba conocer la que es, seguramente, la iglesia más fotografiada de todos los Dolomitas
Lo que tiene de especial la iglesia de San Giovanni in Rannui es su enclave. La iglesia en si, no tiene nada de especial, es parecida a otras tantas de la zona. Pero lo que llama la atención y lo que la hace tan especial, es que está en medio de una pradera inmensa y con las majestuosas montañas del grupo Odle, al fondo. Vista desde lejos, la vista es una preciosidad.

Para dejar el coche, hay un pequeño parking muy cerca, por el que hay que pagar 4 euros. No hay muchas plazas ,por lo que es mejor ir temprano.
El terreno que rodea al prado, está vallado y, para entrar a verla hay que pagar 4 euros por persona. Hay un torno en el que hay que pagar en efectivo. Al ser una propiedad privada, los dueños han querido sacar beneficios de la cantidad de visitas que recibe diariamente esta famosa iglesia.
A pesar de estar vallado, hay un par de sitios desde donde es posible hacer fotos. En uno de ellos se ha habilitado una especie de mirador, desde donde es posible hacer fotos desde otro ángulo.

Lo de entrar a verla es un decir, porque una vez que se pasa el torno, te encuentras con un camino acordonado que te lleva hasta la iglesia, que permanece cerrada. Tampoco se puede salir hacia el prado, por lo que nos limitamos a hacer unas cuantas fotos y nos fuimos enseguida. La perspectiva desde aquí pierde todo su encanto porque no se ven las montañas del fondo. Para nosotros, no merece la pena pagar.
Desde aquí, nos dirigimos al pequeño pueblo de Funes (Villnöb en alemán), para acercarnos hasta la iglesia de Santa Maddalena. Allí pudimos ver una de las mejores panorámicas de todo el viaje.

Muy cerca de aquí, hay un famoso banco desde donde se ve la iglesia y el grupo montañoso al fondo. Es una de las imágenes más famosas de los Dolomitas, se dice que es el banco con las vistas más bonitas del mundo.
El caso es que intentamos llegar en coche, pero las calles del pueblo por las que había que pasar para después llegar hasta allí, estaban cortadas al tráfico. Por más intentos que hicimos no podíamos pasar por ningún sitio.
Seguramente hubierámos podido llegar andando desde la Iglesia de Santa Maddalena, pero no lo intentamos. Estábamos cansados y el día había sido largo. Además, aún nos quedaba una visita más.

Para completar el día, nos acercamos hasta la iglesia de San Valentino. Se accede por un camino muy estrecho, en cuyos bordes hay casas con parkings privados. Tuvimos que dejar el coche delante de la señal que indicaba el acceso a la Iglesia, ya que más allá, también era propiedad privada.

La iglesia es muy parecida a otras de la zona, pero en este caso, lo que la hace destacar por encima de otras son, sus frescos y su enclave.

Como vimos en varias ocasiones más a lo largo del viaje, había un cordón bordeando el prado, que impedía acercarse a la iglesia por todos los lados, menos de frente.

Con esta iglesia, dimos por terminadas las visitas del día, por lo que regresamos al hotel. Cenamos allí mismo para, después, irnos a descansar pronto.
Día 4: Seceda – Paso Sella – Paso Gardena – Lago Di Braies
Tras empezar de nuevo el día con un copioso desayuno, nos fuimos hasta el teleférico de Col Raiser, en cuyo aparcamiento dejamos el coche. Nuestro alojamiento estaba a apenas unos minutos. Todo un acierto dormir tan cerca.
El día nos salió espectacular.

En uno de los laterales está la oficina donde se compran los tickets para subir. El precio no es precisamente barato, pero es preferible pagar a subir andando ese interminable trecho que más tarde veríamos desde la cabina. También es posible comprar los pases para varios días de Val Gardena.


La distancia que se recorre es bastante grande, por no hablar del desnivel.

Este primer teleférico nos llevó hasta un punto intermedio.
Allí, hay un refugio y es un lugar desde donde parten multitud de rutas.


Nosotros, como queríamos subir hasta Seceda, teníamos que caminar poco menos de media hora para coger un segundo telesilla, el de Fermeda.
Hay que tener en cuenta cuál es el último horario de bajada de los teleféricos. El primero de Col Raiser es a las 17:30, mientras que el de Fermeda es a las 16:30.
En realidad, el camino hacia el telesilla de Fermeda nos costó bastante más de media hora. No porque fuera especialmente difícil, sino porque a cada paso, nos parábamos a sacar fotografías. La belleza del lugar nos dejaba impresionados cada pocos metros.




Las vistas desde este segundo teleférico también nos impresionaron bastante. La cámara de fotos echaba chispas.


Poco a poco, empezamos a distinguir los «picos» tan característicos de Seceda.

Una vez nos bajamos del telesilla, por un caminito, nos dirigimos rápidamente hacia la parte superior, donde hay varias zonas con miradores y unas vistas preciosas de Seceda.




Otro día más, el tiempo era espectacular. No podíamos creerlos la suerte que estábamos teniendo hasta ahora.
Como no podía ser de otra manera, nos acercamos hasta los «picos».



Después de comernos unos bocatas aquí mismo, decidimos coger el telesilla para después regresar a la estación intermedia. En el camino, cayeron otras cuantas fotos más.



Después de comernos otro bocata y beber algo en uno de los refugios de la zona intermedia, dimos por concluida nuestra visita a Seceda y bajamos en el telesilla de Col Raiser. Una vez abajo, pagamos el parking y pusimos rumbo al siguiente destino.
Primero pasamos por el paso Sella. La verdad es que impresiona la majestuosidad de la montaña.



Si el paso Sella nos había gustado, el paso Gardena nos impresionó aún más.



Desde aquí fuimos al alojamiento de esta noche, el Hotel Hell. La habitación y el baño, aunque sencillos, eran muy amplios.


Elegimos esta hotel porque estaba a un cuarto de hora del Lago DI Braies, uno de los sitios a los que más ganas teníamos en todo el viaje. En el mismo lago hay alojamiento, pero exigían al menos, 3 noches.
Nada más dejar el equipaje en la habitación, como todavía era pronto, nos fuimos al lago. Hay varios parking donde dejar el coche. Los precios los hemos puesto en una fotografia en la sección parking, de más arriba.
Como toma de contacto del lago, no estuvo nada mal la visita.

Para los que deseen navegar por el lago, hay posibilidad de alquilar unas barquitas. A estas horas de la tarde, ya estaban recogidas.

De regreso al alojamiento, nos fuimos a cenar a un restaurante que estaba en la misma plaza, el Goldenwe Löwe. Como de costumbe, nos fuimos pronto a dormir, que al día siguiente había que madrugar.
Día 5: Lago Di Braies – Iglesia de San Vito – Iglesia Santa Maddalena en Villabassa – Lago Dobbiaco – Lago Di Landro – Lago Auronzo – Lago Guedina – Lago Misurina – Lago Antorno.
Otro día más, el despertador sonó temprano. Tras una ducha rápida y un mini desayuno, nos pusimos en marcha, de nuevo rumbo al Lago Di Braies.
Queríamos llegar temprano para hacer fotografías poco después del amanecer y para que no hubiera demasiada gente, porque más tarde, el lago se convierte en poco menos que una romería.
El coche, otra vez, lo dejamos en el parking más cercano al lago. Cuando llegamos, ya había un puñado de personas por la zona, entre ellas, 3 parejas de novios esperando a hacerse el reportaje de boda. Lo malo, es que había varias mujeres haciendoo yoga en la plataforma que hay al lado de las barcas de alquiler y, hasta que no se fueron, a las 7:30, no pudieron acceder a ellas y empezar.

Al igual que la tarde anterior, nos encantó el lugar.


Las imágenes eran de postal.

Es posible hacer una ruta alrededor del lago, de apenas una hora, así que nos pusimos en camino. Hay una pequeña iglesia muy fotogénica. El camino solo tiene un par de zonas con un poco de desnivel.




Como ya mencionamos anteriormente, existe la opción de alquilar las barcas y navegar por el lago.
Los precios están expuestos justo delante de la caseta por la que se accede al puesto donde se paga y al pequeño muelle donde las fijan.
Después de dar la vuelta al lago, fuimos a recoger el coche y, de camino al hotel, nos paramos en la Iglesia de San Vito.

Una vez en el hotel, fuimos a desayunar. Eramos ya los últimos en hacerlo y nos sirvieron un desayuno muy abundante que nos encantó. Recogimos nuestro equipaje y pusimos rumbo a las visitas de hoy.
Al primer sitio que fuimos fue a la Iglesia de Santa Maddalena en Villabassa. No había más que un par de ciclistas que pararon a descansar bajo su sombra.

A continuación, pasamos el resto del día visitando lagos, unos más encantadores que otros. El primero de ellos fue el Lago Dobiacco, en cuyo parking, de pago y casi lleno, dejamos el coche.


Este lago es bastante grande y lo encontramos ideal para ir con familia. Hay varios alojamientos y establecimientos donde comer.


El siguiente en la lista fue el Lago Di Landro, que no nos pareció nada del otro mundo. El color no estaba tan espectacular como habíamos visto en fotos, así que simplemente bajamos del coche un momento a hacer alguna foto y continuamos camino.

La siguiente parada estaba a bastante distancia, así que nos lo tomamos con calma hasta llegar al Lago Auronzo. En el camino, vimos, como no, paisajes preciosos.

El color era espectacular.

Después de pasear un poco por los alrededores y de comprar algo en el pueblo, decidimos ir a comer, ya de camino al alojamiento de esta noche. Tocó pasta, que no estaba mal.

Una vez que terminamos de comer, ya era hora de poder hacer el checking en en el alojamiento, así que nos fuimos hasta allí. Elegimos el Al Cervo Albergo Hotel, en medio de la «nada».


Como todavía era muy pronto y las previsiones del tiempo eran buenas, decidimos ir a visitar el Lago Guedina, que en principio estaba planeado para el día siguiente. De momento no es muy conocido. Nosotros supimos de su existencia gracias a «Fotografiandoelmundo», una pareja con un blog de viajes al que seguimos y que durante su viaje a Dolomitas se había alojado allí.
Pusimos la ubicación en google maps y, cual fue nuestra sorpresa, que llegamos con el coche hasta un camino que estaba cortado por una valla. Como había un camping a unos 50 metros, preguntamos. Nos dijeron que ahora se accedía por otro lado y que el camino estaba indicado en un código QR que había en una cartel cercano a la valla que nos impedía continuar. Así pues, con dicho código, dimos marcha atrás y emprendimos el nuevo camino. Tras un cuarto de hora o así, llegamos.
Desde luego que no nos defraudó, el color del agua era precioso y además, no había nadie mas.



Cuando llegamos, no había nadie, cosa que al principio nos pareció raro. El alojamiento, no lo sabíamos, todavía no había comenzado la temporada de trabajo y por eso la zona estaba tan tranquila.
Nos pareció que era un buen sitio para volar el dron, así que Jesús se puso a ello. Preciosas las imágenes que sacó desde el aire.


Por encima del bosque, el dron «veía» Cortina d´Ampezzo.

El día estaba dando mucho de si y aún quedaba mucho por delante. Pusimos rumbo al lago Misurina, por el que habíamos pasado por la mañana sin detenernos, porque el pueblo estaba repleto de gente. Ahora estaba prácticamente vacío y no tuvimos dificultad en aparcar el coche. No nos gustó mucho, si lo comparamos con otros lagos que ya habíamos visto a lo largo del día, no tiene nada de especial, salvo la montaña del fondo.

La última visita del día la dejamos para el Lago Antorno, muy cerca del anterior. Aunque no estaba muy limpio, los reflejos de las montañas sobre el agua eran preciosos.


Este lago queda muy cerca de Tre Cime Di Lavadero. Quisimos ver como era la subida en coche y cuanto tardaríamos al día siguiente en llegar, pero vimos que había un punto de acceso en la parte de abajo, donde comienza la ascensión. Es ahí donde hay que pagar para poder dejar el coche aparcado arriba. Lógicamente, nos dimos la vuelta, ya que el precio para el coche eran 30 euros. Vimos que había un marcador que iba descontando las plazas libres. Dedujimos que en total dejaban a unos 600 vehículos a la vez. Si que vimos que subían furgonetas, me imagino que a pasar la noche ya en la parte superior, para comenzar el treking a primera hora.
Dimos por concluidas las visitas y nos fuimos al alojamiento. Tras cambiarnos de ropa, nos fuimos a cenar a Corte´s Ranch (Azienda agriturística), a apenas 100 metros.

Yo elegí, de nuevo, pasta, mientras que Jesús, un estofado de carne.

Ya si, con el estómago lleno, dimos por terminado el día.
DÍA 6: Tre Cime Di Lavadero – Paso Giau
Hoy era un día que esperábamos con ganas. El plan era hacer una de las rutas de Tre Cime Di Lavadero, cuyas fotos habíamos visto infinidad de veces y nos parecía un sitio grandioso. Siguiendo con nuestra suerte, el día amaneció sin previsiones de lluvia y con buena temperatura.
Tras un copioso desayuno en el alojamiento, nos pusimos en carretera. El trayecto nos pareció más corto que el día anterior. Cuando llegamos al punto de acceso, más allá del Lago Antorno, pagamos los 30 euros y subimos los pocos kilómetros que faltaban.
Una vez arriba, había una persona que te indicaba donde estacionar el coche, en nuestro caso, a uno de los bordes de la carretera, que daba al vacío. Daba un poco de respeto pensar que estábamos dejando el coche tan cerca del borde. Hicimos un repaso de todo lo que necesitaríamos para la caminata y empezamos.
El Refugio Auronzo está a unos metros por encima de donde dejamos el coche. Desde allí, parte la ruta que hicimos, que es la más común y sencilla. Hay varios senderos para hacer por la zona, todo depende de la exigencia que se quiera y la duración. Nosotros fuimos por el sendero 101.

El inicio de la ruta es bastante sencilla, llana y ancha, sin dificultad ninguna, incluso para las personas no entrenadas. El camino permite disfrutar de la belleza del paisaje.

Enseguida se empieza a caminar por debajo de unas formaciones grandiosas. Nos parábamos cada poco a sacar fotos. La pena es que es una ruta muy popular y hay mucha gente. Es conveniente madrugar bastante para evitar las aglomeraciones.


Tras un cómodo paseo de unos 40 minutos, llegamos al Refugio de Lavadero. Allí hay baños (de pago), y la posibilidad de almorzar o descansar. Desde allí parten dos caminos que van a dar al mismo lado.

Nosotros optamos por el que parecía más corto, que es el de la izquierda, con una pendiente bastante pronunciada en algunos sitios, pero asequible. Esta ruta está más cerca de la base de las torres.
El camino que va recto desde el Refugio, es el que elegimos a la vuelta. Es más largo, pero la pendiente es menor, aunque hay que tener cuidado de no resbalarse con las piedras sueltas. Este permite ver las Cimas teniendo más perspectiva.

Por cualquiera de los dos caminos, las vistas son preciosas.

Los caminos confluyen aquí, al lado de la base de las Tres Cimas, en el Paternsattel (Forcella Lavadero).
Como podéis ver, aún quedaban restos de la nieve acumulada durante el invierno.

Nosotros continuamos por el camino «fácil», el 101, que parte desde allí mismo y que en muchos tramos es simplemente un camino ancho sin casi desnivel. Si que hay un par de zonas con desnivel pronunciado y con piedrillas sueltas en las que hay que tener cuidado de no resbalar. Pero aparte de eso, es bastante asequible.

Ya podíamos ver a lo lejos el Refugio Locatelli, punto final de nuestra ruta.

Cada poco nos parábamos a sacar fotos. No sé calcular cuanto se tarda en llegar al Refugio porque paramos varias veces, tanto a la ida como a la vuelta. Las vistas, mirásemos a donde mirásemos, eran increíbles.
Poco a poco pudimos ver las imágenes típicas de las Tres Cimas. Eran una verdadera preciosidad y ahí las teníamos, ¡ justo enfrente nuestro !.


A medida que avanzábamos, la perspectiva de las Cimas iban cambiando.

El área alrededor del Refugio Locatelli es preciosa y muy fotogénica.

Poco antes de llegar al Refugio Locatelli, hay unas escaleras bastante pronunciadas, pero bueno, ya casi estábamos terminado e hicimos sin problema ese pequeño esfuerzo final.

Una vez allí, nos dedicamos a recorrer un poco los alrededores y a sacar más fotos. No sé cuantas pudimos hacer, una locura de lugar.

Es posible dormir en el Locatelli, pero hasta un par de días después no se abría. De todas formas, mandamos un email para ver si había disponibilidad para los dos días que podríamos haber dormido ( cambiando la ruta general del viaje).


Los Lagos del Piani, que están justo al lado, son de una belleza increíble. Es posible bajar hasta ellos.


Muy cerca hay también unas pequeñas cuevas a las que subió Jesús. Yo, por mis problemas de vértigo, fui incapaz.


Con mucha pena, tras haber estado un buen rato y haber almorzado en la zona del Locatelli, emprendimos el regreso. Cuando llegamos a la zona más alta de la etapa, la que está al lado de la base de las Cimas, en vez de ir por el camino por el que vinimos, fuimos por el de la izquierda, más largo pero con una bajada menos pronunciada. Resbalaba en algunas zonas por las piedras sueltas y la sequedad del terreno.


Nos gustó mucho esta ruta, a pesar de haber bastante gente.
Con las imágenes aún en la retina, una vez en el parking, cogimos el coche y nos fuimos hacia el Paso Giau, que nos pareció precioso. Desde luego, este día estábamos teniendo mucha suerte. Muchas estampas quedaron grabadas para siempre.


Mas contentos que unas castañuelas, regresamos al coche y nos fuimos al alojamiento del día de hoy. No tuvimos muy buena entrada en el Hotel Nigritella, aunque enseguida se solucionó todo. Nos dijeron que la habitación estaba en el cuarto piso, pero que el ascensor solo llegaba hasta el tercero. Después de rogarles y decirles que estábamos muy cansados y que el equipaje era muy pesado, accedieron a cambiarnos de habitación, sin coste ninguno. Para nuestra suerte, nos dieron una habitación familiar enorme con el baño recién reformado.


Día 7: Cinque Torri -Paso Giau – Alleghe
Después de tantos días de buen tiempo, hoy amaneció nublado. Según las previsiones, era casi seguro que lloviera durante toda la mañana.
Los planes de hoy eran conocer las Cinque Torri. Hay un telesilla que sube directamente, pero en principio planeamos ir andando desde el Refugio que hay muy cerca de las torres. No es un trayecto largo, pero la ruta desde el Paso Pordoi no nos atrevimos a hacerla debido a la amenaza de lluvia. Ya nos había tocado lluvia intensa bajando el Refugio Odler y no quisimos arriesgarnos a que nos pillara de nuevo en el camino, y con mucha distancia por delante.
Así pues, pusimos rumbo al Refugio Cinque Torri. La subida en coche es un poco empinada, así que no me quiero imaginar hacer el camino andando. Justo antes de llegar, comenzó a llover, primero unas ligeras gotas, pero enseguida, se convirtió en un chaparrón.
Decidimos meternos en el Refugio a tomar algo, a ver si había suerte y paraba de llover. Este ya estaba abierto y daba la impresión de estar lleno, ya que había bastantes escaladores dentro. Después de un buen rato, parecía que la lluvia cesaba, así que decidimos aventurarnos y salir hacia las torres.

Muy cerca del refugio, parten varios senderos.

El que elegimos nosotros, uno muy corto, se llega en apenas unos minutos a una especie de pasadizo que está en el hueco que forman las rocas. Yo decidí quedarme allí esperando mientras Jesús salía de esa zona cubierta y avanzaba ya sobre terreno abierto.


Regresó en muy poco tiempo. Comenzaba a llover de nuevo, así que decidimos dar por concluida nuestra actividad andarina del día y regresamos al refugio, para después, volver al coche.

Decidimos, eso si, que si paraba de llover, iríamos hasta la zona desde donde sale el telesilla que llega directamente a las Cinque Torri ( situado en el restaurante Baita Bai de Dones). Dicho y hecho, el tiempo mejoró y allí que nos plantamos.
La subida en el telesilla fue de apenas unos minutos, pero al fin, estábamos frente a ellas. Es una de las imágenes más reconocidas de los Dolomitas, pero sinceramente, nada del otro mundo. Desde aquí es posible hacer una pequeña ruta de apenas 2 km alrededor de las Torres, pero teniendo en cuenta el tiempo, no la hicimos.

Otra opción desde esta zona, es visitar el Museo al Aire libre de la Guerra, caminado entre las trincheras a la vez que se van leyendo los paneles informativos.

Antes de que comenzase a llover de nuevo, sacamos unas cuantas fotos más.

Para librarnos de la lluvia, esta vez, nos metimos a comer unos bocatas en el Refugio Scoiattoli que hay allí mismo. Muy diferente a los demás, al menos la zona donde estuvimos nosotros, que era la reservada para las comidas, con una sala enorme acristalada con una vista directa a las Torres.

Aprovechamos un momento que, de nuevo, dejó de llover, para tomar el telesilla de vuelta al parking.

Aunque el trayecto es muy corto, hicimos unas cuantas fotos más, ya que las vistas son preciosas.

Una vez en el coche, pusimos de nuevo rumbo al Paso Giau, que tanto nos había gustado el día anterior. Si ya nos había parecido precioso con un cielo radiante, ahora nos lo pareció todavía más. El cielo cubierto de nubarrones le daba un aspecto tétrico alucinante.

Desansamos un poco dentro del Refugio mientras tomábamos algo de beber.




Casualmente, se estaba celebrando una carrera de 50 km. Los participantes iban llegando a este paso intermedio exhaustos, pero aún les quedaban varias horas por delante.
Las vistas desde aquí no dejaban de asombrarnos.


Con pena, proseguimos el camino y nos acercamos hasta Alleghe, un bonito pueblo muy fotogénico a orillas del lago d’ Alleghe.

Esta vez si, dimos por terminado el día, y nos fuimos hasta nuestro hotel. Como todavía era muy de día, dimos un paseo por el pueblo y nos acercamos hasta la iglesia.

Tras la cena, terminaba otro día en los Dolomitas.
Día 8: Ruta Marmolada desde Paso Pordoi
El plan de hoy, en un principio, era hacer una ruta por los montes Lagazoni. Pero leímos que la semana anterior aún quedaba mucha nieve y que mucha parte del camino estaba helado/resbaladizo. Como otra cosa no será, pero alternativas aquí sobran, decidimos acercarnos al Paso Pordoi y, desde aquí, hacer una pequeña ruta para ver el Glaciar de la Marmolada desde el frente.
El tiempo que tardamos en llegar al Pass Pordoi fue más del calculado, principalmente porque era fin de semana y la carretera estaba llena de ciclistas, a veces, en grupos amplios y había que tener mucho cuidado con ellos. Las carreteras no tienen arcén y muchas veces, con tanta curva, había mucho riesgo con ellos.
Desde luego, fue una elección perfecta, porque los paisajes que pudimos contemplar durante la ruta son preciosos. Además, de nuevo, tuvimos suerte con el tiempo y había salido un día espléndido.
Decidimos hacer la ruta circular al mirador de la Marmolada, de poco mas de 12 km. Leímos que es una ruta sin apenas dificultad y asequible para la mayoría de las personas.
Una vez llegamos al Paso Pordoi, dejamos el coche en uno de los parking de pago que hay y nos dirigimos hasta el Hotel Savoia. Allí aprovechamos para ir al baño y para redesayunar. Cargadas las pilas, empezamos la ruta, que empieza justo detrás del hotel. En el papel informativo que hay al comienzo, están nombrados los distintos destinos a los que se llega por ese sendero. Elegimos dirección Viel dal Pan, el Refugio ( sendero 601).

Enseguida llegamos a una pequeña ermita, a la que entramos durante el descenso.

Continuamos caminando. Esta primera parte es la única que tiene un poco de exigencia, al ser el sendero un poco pronunciado. Asequible, pero al ser el comienzo de la ruta, se hace un poco pesado. Eso si, con las vistas espectaculares que se empiezan a ver, paramos en muchas ocasiones a tomar fotos.


A los 20 minutos de ascenso, se llega a un collado. Hacia la derecha, vemos al fondo el Refugio Sass Becé, en lo alto de una colina. (Esta foto está tomada durante el camino de vuelta, a la ida la situación es al revés).


En vez de dirigirnos hacia ese refugio, rodeamos la colina hacia la izquierda, y seguimos ascendiendo. En poco tiempo se llega hasta el Refugio Fredarola, actualmente cerrado por obras. Continuamos camino.
El paisaje es de una belleza increíble se mire a donde se mire. Nuestras cámaras echan chispas. El verde de las praderas es alucinante y poco a poco empezamos a ver panorámicas preciosas de la Marmolada.


Hay puntos donde es inevitable pararse. La vista del Lago Fedaia en la lejania, debajo de la montaña, es preciosa.





A lo lejos ya divisamos el Refugio Viel dal Pan, al que llegamos en poco mas de hora y media en total. Teniendo en cuenta las múltiples paradas que hicimos, no está mal. Desde el inicio de la ruta hasta aquí, ida/vuelta, son unos 7,4 km. Aunque no se camine más allá y se llegue solo hasta aquí, ya merece la pena. Y como ya hemos dicho, es bastante asequible.

Desde el primer refugio hasta éste, el camino es bastante sencillo, casi todo llano, con ligeras subidas y bajadas.

Descansamos unos minutos mientras nos comimos uno de los sandwich que trajimos.

Tras un rato, continuamos andando. Nos había gustado tanto el trayecto de ida, que ya habíamos decidido que no haríamos la ruta circular, sino que volveríamos de vuelta por el mismo camino. Eso si, seguiríamos un rato más por el sendero 601, hasta que decidiéramos dar la vuelta y retornar.



El camino es bastante sencillo, ligeras subidas y bajadas, que casi ni se notan. En esta zona, hay un desvío, que da la oportunidad de bajar hasta el lago Fedaia.

Cuando nos pareció oportuno, dimos la vuelta y comenzamos a retornar.


Las vistas son preciosas. Esta es de la zona del primer collado que encontramos al poco de iniciar la ruta por la mañana.

Después de un día precioso, llegamos al punto de partida. Descansamos un rato tomando unas bebidas en uno de los hoteles.

En el Pass Pordoi es posible hacer múltiples rutas, existen muchas posibilidades. También es posible subir en un funicular hasta los casi 3000 metros de altura, así como entrar al Museo de la Guerra.


Las dos siguientes noches dormíamos en otro alojamiento distinto, así que fuimos hasta allí. El Hotel Garni Roberta, lo elegimos porque está apenas a un minuto en coche del funicular que sube a la Marmolada. La habitación y el baño nos gustaron mucho y los desayunos fueron deliciosos.


Como el hotel no ofrecía servicio de comidas, salvo el desayuno, en la habitación había un hoja con los tres establecimientos más cercanos donde podíamos cenar.

Elegimos el Capanna Bill, donde comimos una lasaña buenísima y el mejor tiramisú de nuestra vida.


Día 9 : Mini ruta Vajolet- Lago Carezza
Este día nos levantamos un poco perezosos y tras un copioso desayuno en el hotel, donde había bastantes cosas caseras, decidimos acercarnos al funicular de Vajolet.
No teníamos ni la más mínima intención de llegar hasta el final de la ruta, sino simplemente caminar un rato y, cuando nos cansáramos, darnos la vuelta.
Así pues, nos dirigimos hasta el parking de Pera di Fassa, donde dejamos el coche de manera gratuita y desde donde parte el primer telesilla, el Vajoltet 1.
Nos dirigimos a las taquillas y compramos el ticket combinado ida/vuelta para Vajolet 1 y 2.



Hay que estar atentos a los horarios de los telesilla. El Valojet 1 funciona de 08:30-12:15 y de 14:00- 17:20.
Nos subimos en ese primer telesilla, de apenas unos minutos, con unas vistas magníficas.

De seguido, empalmamos con el Vajolet 2 (donde se puede aprovechar para ir al baño). Volvemos a repetir la importancia de estar atentos a los horarios de funcionamiento, en este caso, ligeramente distintos.

Debido a la parsimonia de hoy, se nos había hecho un poco tarde y el sol apretaba bastante. No eran las mejores condiciones para andar, pero bueno, como no teníamos ninguna meta en mente, simplemente salimos a caminar.
El primer tramo del recorrido nos llevaría hasta el Rifugio Gardeccia, en un sendero que se llama Sentiero delle Leggende, donde hay unos paneles muy simpáticos que explican leyendas de la zona.


Es un camino prácticamente llano que discurre entre un bosque, con vistas a las montañas que se perfilan entre los árboles.


El camino era una maravilla y poco a poco fuimos encontrando preciosas cabañas.


En esta foto, aunque casi no se aprecia, en en fondo, en lo alto de una de las colinas, está el Refugio Preuss.

Minutos antes de llegar al Gardeccia, pasamos por Malga Couler, el restaurante donde comeríamos más tarde.

Hasta aquí, apenas nos habíamos cruzado con un par de parejas, pero fue llegar a la zona del Refugio Gardeccia y nos encontramos a muchísima gente disfrutando del paisaje, comiendo en los refugios o pasando la mañana en plan familiar en las praderas de alrededor. Ya he dicho que habíamos empezado a andar un poco tarde y encima, aparte del buen tiempo que hacia, era domingo.



Los paneles, de nuevo, indican los distintos senderos.
Muy poco antes de llegar aquí, vimos una pequeña explanada donde había coches aparcados. Cuando buscamos la manera de llegar hasta aquí, si que vimos un camino que llegaba hasta esta zona, pero nos aparecía como cortado. ¡Debe ser que no es así!
Desde aquí hasta el siguiente refugio, el Preuss, debe haber como una hora caminando a buen ritmo con un desnivel de unos 250 metros. Intención le pusimos, pero llevábamos como unos 20 minutos o así caminando, y las subidas se nos hacían muy cuesta arriba, ¡hoy estábamos en plan vago!. Si a eso le unimos el calor que hacía, pues ni cortos ni perezosos, decidimos darnos la vuelta y disfrutar del paisaje de los alrededores. El Preuss todavia estaba muy lejos, así que no nos dio ningún reparo volvernos.



Retrocedimos el camino andado y nos metimos en el Malga Couler a comer. Yo pedí una ensalada y Jesús unas salchichas, que resultaron ser tipo Frankfur…¡no siempre se puede acertar!.


Después de comer, volvimos sin ninguna prisa hasta los telesillas, haciendo más fotos.



Fotos durante la bajada y desde el parking.


Tras recoger el coche en el parking, nuestro siguiente destino era el Lago Carezza, uno de los más fotogénicos y conocidos de todos los Dolomitas. Como pudimos comprobar poco después, no es para menos.
El coche hay que dejarlo en un parking enorme de pago. Hay un panel donde encontramos información sobre las distintas rutas de la zona.

Desde la zona de pago del parking, donde hay varias tiendas y baños, parte un túnel que lleva casi directamente a un mirador desde donde pudimos admirar por primera vez este lago con la montaña Latemar por detrás.


Hay un camino que rodea al lago, no muy largo, así que nos pusimos en marcha, para verlo desde todos los ángulos.


Durante casi todo el tiempo que estuvimos allí, el agua permaneció calmada, así que pudimos disfrutar de los reflejos del Latemar.


Dependiendo de la luz, el color del agua cambia de azul a verde turquesa o a algún tono oscuro.


Tras un buen rato sacando fotos, dimos por terminada la visita. Aprovechamos para ir al baño del túnel y, nos tomamos un helado de una de las tiendas. Tras pagar en el parking, pusimos rumbo a nuestro alojamiento.
Antes de llegar, paramos muy cerca del Garni Roberta, porque habíamos visto el cartel de una pizzería. Tuvimos que entrar con el coche por un camino que estaba señalizado hasta llegar a ella, pero todavía no habían dado comienzo a la temporada. Eso si, encontramos una «casita» encantadora y unas vistas bien bonitas.



Hoy elegimos para cenar el Hotel Roy, pero la verdad es que no nos gustó mucho.
Se acababa otro día más en los Dolomitas y, poco a poco, se acercaba el final de las vacaciones.
Día 10: Funicular de la Marmolada – Moena – Lago Soraga – Paso Rolle.
De nuevo, tras un delicioso desayuno, dimos comienzo al día. El punto de partida de nuestro primer destino estaba bien cerca, apenas a un par de minutos en coche desde el hotel.
El día, otra vez, había salido soleado y despejado. Un punto muy importante a tener en cuenta, porque queríamos subir hasta lo alto de la Marmolada, la montaña más alta de los Dolomitas y donde sobrevive el único glaciar de esta cadena montañosa. Está formada por varios picos que superan los 3000 metros. El más alto es Punta Penia (3.343 m), seguido de Punta Rocca (3.309 m), Punta Ombretta (3.230 m), Monte Serauta (3.069 m) y Pizzo Serauta (3.035 m).
Para llegar hasta allí, hay que acercarse hasta el funicular de Malga Ciapela ( a poca distancia de nuestro hotel). Hay un parking bastante grande frente al funicular, de acceso gratuito.
Es conveniente, antes de subir, de informarse de las condiciones meteorológicas en la cima. No es plato de buen gusto llegar hasta arriba, para que esté lloviendo o cubierto todo por nubes. Para cualquier tipo de información o para ver la cima a través de sus cámaras, se puede consultar la página oficial del teleférico de la Marmolada.

El funicular, Funivie Marmolada – Move to the Top, permite subir desde los 1450 metros hasta los 3265, en apenas unos minutos.

Hay tres funiculares consecutivos que llevan hasta la cima, y el precio varía en función de cuales tomes:
- Malga Ciapela – Punta Rocca: 35 euros ida/ vuelta. Es donde está la Terraza Panorámica y el Museo de la Guerra.
- Malga Ciapela – Serauta: (parada intermedia): 29 euros ida/vuelta. Son dos teleféricos los que hay que tomar para llegar hasta aquí.
Los funiculares parten cada cuarto de hora, desde las 9:00 hasta las 15:30 horas.


Desde la parte de arriba, en Punta Rocca, se puede disfrutar desde la sorprendente terraza panorámica, de unas vistas increíbles de 360 º de los Dolomitas. Incluso, se puede caminar sobre una zona acotada del Glaciar. Y ya de paso, visitar el museo de la Guerra, que está en esta última parada.

Dicho y eso, llegamos hasta el parking, donde dejamos el coche a buen recaudo. Tras comprar los tickets en la taquilla, tomamos el primer funicular. Da un poco de impresión ver como poco a poco te vas alejando del suelo y se va ganando tanta altura y que, en apenas unos minutos llegas a la primera parada, Antermoja, a 2350 metros. A continuación hay que dirigirse a la segunda cabina, a apenas a unos metros. No hay peligro de perderlo porque aunque te entretengas haciendo fotos, el personal que se encarga del manejo del funicular espera y avisa de la partida.

Tras este segundo funicular, se llega a Serauto, a 2950 metros. Parece increíble la gran altura que hemos ganado en tan poco tiempo. Aquí existe la opción de quedarse o de coger el tercer funicular, el que llega a Punta Rocca. Eso es lo que hicimos nosotros y tras otros pocos minutos, estábamos en la cima, a nada más y nada menos que a 3250 metros.
Como somos muy aplicaditos, a pesar de que abajo hacía buen tiempo, fuimos preparados y llevábamos ropa adecuada. No es que hiciera mucho frio, pero a 12 grados ya estábamos y no era cuestión de ir en ropa corta como vimos a gente.

Decidimos primero ir a la Terraza Panorámica, antes de que se llenara de demasiada gente. Las vistas desde todos los lados son espectaculares. El día estaba despejado, así que se podían ver las montañas que estaban a bastante distancia. Disfrutamos como enanos. Se puede acceder a ella en ascensor, directamente desde la estación de montaña, así que es accesible para todo el mundo.

Salimos a una pequeña zona accesible del Glaciar, acotada con vallas.



A continuación, visitamos el Museo de la Gran Guerra de Marmolada (museum of the great war 3000m), que es el museo a mayor altura de toda Europa. Inaugurado en junio de 1990 y dedicado a la memoria de los caidos, en 2015 se renovó por completo. Ahora es posible conocer como fue la historia de la guerra en la Marmolada a través de testimonios de los combatientes y a través de un recorrido interactivo, multimedia, y multisensorial. Cuesta imaginarse como pudieron librarse batallas en este mismo sitio, a 3000 metros de altura, entre rocas, hielo y nieve.




También aprovechamos para entrar en » La Cueva de la Virgen» (Grotta della Madonna), que es una cueva muy parecida a la que excavaron los soldados allá por 1916-1917 para protegerse del frio y de los enemigos. Alberga la imagen de una Virgen, consagrada por Juan Pablo II, durante su visita a la Marmolada el 26 agosto de 1979.

A continuación, bajamos con el funicular hasta la parada de Serauta, donde también hay otra terraza con unos bancos donde aprovechamos para seguir haciendo fotos y comer algo.



Tras un buen rato, tocaba volver al coche. Es curioso ver toda la infraestructura que hace posible todo el recorrido.

Una vez en el parking, nos cambiamos de ropa en el coche y nos pusimos de corto, ya que hacia bastante calor. Justo al lado del aparcamiento, había una pradera con unos simpáticos habitantes.

Tras coger el coche, nos fuimos muy cerca de nuestro alojamiento a volar el dron. Es una zona llena de curvas por la que ya habíamos pasado en varias ocasiones.


Desde aquí, decidimos acercarnos hasta Moena, para ver primero la Iglesia de San Vigilio.

Desde aquí nos acercamos hasta un mirador,con unas panorámicas preciosas de Moena y de los alrededores.


Lo último que hicimos en esta zona fue acercarnos al Lago Di Soraga, un lago artificial situado a 1 km aguas arriba de Moena.



No cabe ninguna duda de que el lugar empieza a hacerse famoso y lo tienen todo preparado para el disfrute de los turistas y para que podamos llevaros instantáneas preparadas.

Tras comer otro sandwich, pusimos rumbo al Paso Rolle. Era lo último que teníamos planeado ver en este super viaje por los Dolomitas.
Hay un parking muy grande y gratuito donde aprovechamos para dejar al coche.



Pusimos rumbo al alojamiento para la última noche.

Las vistas en el camino, como siempre, nos dejaban maravillados.
Como hotel de despedida, cogimos el hotel Castel Pietra, en Fiera di Primiero. Lo elegimos porque estaba a poca distancia del paso Rolle y a menos de dos horas del aeropuerto de Treviso, desde donde volábamos al día siguiente.


Las vistas desde la terraza no estaban nada mal.

Decidimos salir a pasear por el pueblo y aprovechar ya para cenar. La verdad es que nos sorprendió. Tiene rincones muy bonitos y fotogénicos. Como no, cayeron unas cuantas fotos.





Tras la cena, donde comimos unas pizzas buenísimas y como postre unos helados, nos fuimos al hotel a descansar.
Día 11: Fiera di Primiero – Lago Schener – Treviso – Zaragoza
Nuestras últimas horas en los Dolomitas comenzaron en plan relajado con el desayuno. Tras organizar el equipaje y hacer la maleta, emprendimos rumbo a Treviso, desde donde partíamos rumbo a casa.
No habíamos mirado nada para ver en el camino, así que nos sorprendió mucho encontrarnos con un precioso lago, el Schener, al margen de la carretera.


Paramos solo un momento para contemplar los reflejos, que estaban preciosos a esa hora de la mañana.
Con mucha pena, recorrimos los km finales hasta el aeropuerto, parando en un par de outlet de ropa deportiva, aunque, sin comprar nada.
Ya en el aeropuerto, devolvimos el coche sin ningún problema y después de facturar la maleta, nos fuimos a comer a un centro comercial cercano. A la hora indicada, volvimos para pasar los controles de seguridad y embarcar. El vuelo salió puntual, el viaje por los Dolomitas tocaba a su fin. Tras un cómodo vuelo, llegamos en hora a Zaragoza, donde nos esperaban para llevarnos a casa. ¡Nos encanta eso de volar desde nuestra ciudad!.
Nos había gustado tanto esta zona de Italia que no descartamos volver. Habíamos descubierto una región preciosa, bastante accesible desde casa y que resultó ser de los sitios más bonitos que habíamos visto en nuestra vida.
